Además de los temores que ya está provocando Mercosur en el sector ganadero, EEUU y la UE han firmado este viernes 2 un acuerdo para que los productores estadounidenses puedan vender en Europa más carne de vacuno, con la condición de que no esté tratada con hormonas de crecimiento.

«Hoy es un gran día, un trato maravilloso para mucha gente. Hoy firmamos un acuerdo que hará más fácil exportar carne de vacuno estadounidense a la Unión Europea», ha dicho el presidente de los EEUU, Donald Trump, tras la firma .

«Esta es una tremenda victoria para los ganaderos estadounidenses y, por supuesto, para los consumidores europeos porque la carne de ternera estadounidense está considerada la mejor del mundo», aseguró Trump, que en la firma del acuerdo estuvo acompañado por ganaderos del país.

El embajador de la UE ante EEUU, Stavros Lambrinidis, presente también en la ceremonia, expresó su deseo de que el acuerdo sirva para «fortalecer» la relación entre Bruselas y Washington.

«El acuerdo que firmamos hoy muestra que, como socios, podemos resolver problemas y que, como socios, en el espíritu de esta colaboración, podemos dar forma al mundo para que esté basado en fuertes valores abiertos y fuertes reglas abiertas», manifestó Lambrinidis.

En junio, la Comisión Europea ya había anunciado que la Bruselas y Washington habían llegado a un acuerdo para que los productores estadounidenses pudieran vender en Europa una mayor cantidad de carne de vacuno, siempre que no hubiera sido alterada con determinadas hormonas de crecimiento.

Una vez firmado el pacto por EE.UU., ahora debe ser ratificado por el Parlamento europeo antes de entrar en vigor.

De implementarse, los productores estadounidenses podrán vender anualmente en Europa hasta 35.000 toneladas de carne de ternera al año, durante de siete años.

Los estándares sobre la calidad de la carne establecidos por EEUU y la UE son muy diferentes: algunas compañías estadounidenses están prohibidas en Europa porque usan hormonas para engordar artificialmente al ganado, lo que veta la regulación europea ante el temor de que pueda ser dañino para la salud.

Ante esos temores, en 1989 la Unión Europea prohibió la importación de EEUU de carne de vacuno modificada genéticamente.

En un principio ese veto tenía un carácter temporal, pero en 2003 el bloque comunitario decidió prohibir permanentemente la carne de ternera tratada con una hormona llamada estradiol (un esteroide sexual femenino) y vetó temporalmente la carne alterada con otros cinco tipos de hormonas.

Esa decisión hizo que Washington llevara a la UE ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por considerar que estaba infringiendo las normas internacionales de comercio.

Tras años de litigio, en 2009 Bruselas y Washington alcanzaron un acuerdo por el que se establecía que EEUU y otros países podían vender en Europa hasta 45.000 toneladas anuales de carne de vacuno sin hormonas de crecimiento.

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