Miarnau cita también varios factores que aconsejan apostar por estos cultivos: “el agricultor de aquí conoce perfectamente estos cultivos, tenemos miles de hectáreas que entrarán en regadío en el sector del Canal Segarra-Garrigues y esto aporta a los agricultores unas posibilidades enormes de poner en marcha cultivos con unos rendimientos económicos muy superiores a los de la fruta dulce”. Por otro lado, está demostrado que “en los cultivos de fruta dulce el agricultor tiene que destinar entre 10.000 y 12.000 euros por hectárea hasta la recolección, mientras que en los del almendro, el nogal y el avellano la inversión es la mitad o menos”.
El coordinador de la jornada ha explicado además que las variedades tradicionales de almendra —la llargueta y la marcona— están siendo sustituidas por otras variedades similares que “tienen ventajas clarísimas como el hecho que son de floración tardía, lo cual les permite evitar las heladas, o que son autofértiles, lo cual ahorra intervenciones de fertilización, que pueden ser complicadas por la climatología o la carencia de fertilizadores”.
Igualmente, Miarnau ha aseverado que los frutos secos en general sufren menos por las inclemencias meteorológicas, como lo demuestra el hecho que “mientras que este año la campaña de fruta dulce como el melocotón, la nectarina o el paraguayo ha sido mala y los precios serán ruinosos para el sector, los precios de las almendras, las nueces y las avellanas son altos, la demanda es constante y se incrementará en el futuro”.