La salidfa el Reino Unido de Europa, activada oficialmente desde este miércoles 29, genera incertidumbres en algunos sectores agroalimentarios, que reclaman entendimiento entre ambos bloques para garantizar la seguridad jurídica y los flujos comerciales fluidos ante el temor de los efectos del Brexit en sus exportaciones.
La salida programada del Reino Unido de la Unión Europea está en el centro del debate y provoca no pocas dudas en diferentes sectores, como el agroalimentario. ¿Cómo afectará el Brexit a las futuras perspectivas presupuestarias y al próximo cheque agrícola a partir de 2020? ¿Se respetarán las relaciones comerciales actuales, dada la importancia económica de los intercambios para ambas partes?
España es uno de los principales suministradores de productos agrícolas no procesados al Reino Unido, con el 5,1% del total, y es el sexto país exportador de alimentos, con el 3,2%. Este destino representó el pasado año el 10,3% de nuestras exportaciones agroalimentarias, con un valor muy cercano a los 2.700 millones de euros, según datos de la organización agraria COAG.
Reino Unido “tiene un creciente déficit comercial en hortalizas” y España es el principal exportador de estas producciones. En este subsector, el mercado británico representó en 2016 el 16,1% de nuestras exportaciones en valor. En frutas frescas, la participación española en las importaciones del Reino Unido durante el año pasado fue del 12,9 %, añade COAG.
Otros sectores con gran potencial en Reino Unido son vinos (12%, es el segundo destino de los vinos españoles), carne de ave (7,5%) y carne de porcino (6,7%); en aceite de oliva, España es el principal proveedor.
Las bodegas piden garantías para no frenar el flujo comercial
En este contexto, la preocupación existe entre las empresas. El sector del vino europeo, por ejemplo, exige seguridad jurídica y el mantenimiento de flujos comerciales fluidos entre la UE y el Reino Unido.
El Comité Europeo de Empresas de Vino (CEEV) subraya que los detalles de las futuras relaciones comerciales entre Londres y Bruselas se definirán en los próximos dos años y tendrán que ponerse de acuerdo sobre los futuros tratados que regirán las relaciones bilaterales. “El objetivo general del CEEV es garantizar que no habrá interrupción de los flujos de comercio de vino entre el Reino Unido y la UE”, insiste el secretario General de CEEV, Ignacio Sánchez Recarte.
A pesar de todo, la secretaria de Estado de Comercio, María Luisa Poncela, confía en que las relaciones comerciales con el Reino Unido terminen “en una situación parecida a la que tenemos” actualmente cuando concluyan las negociaciones del Brexit.
UNA “VENTANILLA ÚNICA” Y MENOS DINERO PARA LA PAC POST 2020
En líneas generales, para aclarar las dudas a los españoles, especialmente en el ámbito de las relaciones laborales bilaterales y condiciones de residencia, entre otros, el Gobierno ha puesto en marcha una ventanilla única en la embajada española en Londres. Se atenderá, así, a las consultas que los ciudadanos deseen realizar acerca de las consecuencias que la salida del Reino Unido de la UE pueda tener para su situación personal y la de sus familiares.
Lo que parece claro es que el efecto del Brexit mermará los recursos financieros de la UE, ya que el Reino Unido es un contribuyente neto. El propio comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Phil Hogan, reconocía la semana pasada en Madrid que la desconexión reducirá en 9.300 el futuro presupuesto comunitario, lo que podría dejar a la PAC post 2020 con 3.600 millones menos.
El sector agrario pide, en este escenarios de posibles recortes del cheque agrícola, que la UE dote de “armas” a los productores para que puedan crear valor en la cadena alimentaria, a través de organizaciones de productores y de las interprofesionales, y modificaciones en el derecho de la Competencia. ¿El objetivo? Poder gestionar oferta y demanda y defenderse frente a las crisis de mercados. Medidas que no consumirían presupuestos.