Un invierno relativamente benigno unido a un buen grado de humedad en el campo desde el pasado otoño han propiciado unas muy aceptables condiciones para el desarrollo de los cultivos de cereal en Castilla y León, tanto para aquellas variedades de siembra más temprana como para aquellas otras cuya implantación en el terreno ha concluido recientemente.
Tan es así que en la mayor parte de la comunidad autónoma puede considerarse que tanto trigos como cebadas llevan un adelanto con respecto a fechas normales de unas dos o tres semanas, e incluso un mes en algunas zonas más puntuales del norte de la región.
“Aunque las últimas lluvias han caído de forma muy irregular y desigual en Castilla y León, y han sido muy agradecidas allí donde se han registrado, a partir de ahora serían necesarias de forma periódica. De ello dependerá que el muy buen aspecto que presenta el campo siga teniéndolo antes del comienzo de la grana del cereal”.
“En este sentido apunta el pronóstico del tiempo que anuncia precipitaciones al cierre del mes de marzo y comienzos de abril, ahora bien, también prevé heladas, lo que resultaría preocupante si llegan a ser fuertes por cuanto pueda afectar a las siembras que se están iniciando en girasol y ya generalizadas en el caso de la remolacha”, manifiesta José Roales, responsable estatal de herbáceos en COAG.
Cabe reseñar alguna zona puntual donde el exceso de agua en el invierno provocó desbordamientos de cauces en las provincias del norte de Castilla y León, donde las tierras quedarán en barbecho o pasarán a ser sembradas de girasol.
Respecto del estado sanitario, en general es bueno, aunque conviene recordar los avisos emitidos por el ITACYL respecto de zabro en cereal (cuyas larvas han tenido fuerte incidencia en algunas áreas, especialmente del centro de la comunidad), roya en trigo y triticale (habiéndose observado ya su presencia puntual del hongo) y gorgojo en colza (que da comienzo a los vuelos y puestas desde la salida del invierno).
Resulta llamativa, por suerte, la menor presencia de bromo en buena parte de las zonas donde viene teniendo afección negativa, mala hierba que el último lustro está siendo muy perjudicial tanto por la disminución de rendimientos que ocasiona como por el dificultosísimo manejo y aumento de costes que conlleva.
También presentan buen estado, con adelantos también de varias semanas respecto a sus desarrollos en años normales, las proteaginosas (guisantes, etc.), oleaginosas (colza) y leguminosas (vezas y alfalfas).
“Mención añadida se merece el viñedo. Las inusualmente altas temperaturas de las últimas semanas han propiciado un excesivamente temprano rebrote en las cepas, y esas heladas que se prevén podrían dañarlas seriamente”, como nos señala Alberto Duque, presidente de COAG-Valladolid y domiciliado en el epicentro de las principales denominaciones de origen de Castilla y León.
Finalmente cabe destacar que por fortuna, por cuanto a las siembras realizadas hasta la fecha se refiere, la incidencia del coronavirus COVID-19 no ha tenido efectos negativos destacables en el abastecimiento de insumos (semilla, abonos y fitosanitarios), concluye José Roales.