Una política de aclareo y poda de pinares de repoblación para biomasa reduciría la superficie quemada por incendios forestales en un 60 por ciento, según destaca a Efe el experto en gestión ambiental y en recursos naturales Javier Cobos.
Director de operaciones de la firma Energeti Biomasa Forestal, explica que la limpieza de estos pinares, muchos sin cuidados silvícolas desde hace años y que son un peligro para el fuego por su gran densidad, previene y reduce los incendios forestales; genera una actividad estratégica para la economía y el empleo del medio rural y mejora el valor ecológico de la zona
Cobos cita un estudio del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC), recientemente publicado en la revista Ecosystems, que sostiene que la extracción de biomasa reduciría la superficie quemada por el fuego hasta en un sesenta por ciento, si se realiza estratégicamente en áreas de alto riesgo de incendio.
Este trabajo también destaca las sinergias del vínculo entre el sector forestal y el energético; así como las ventajas de la implantación de la bioenergía en el ámbito rural que, además, «implicaría nuevos modelos de gobernanza, especialmente en políticas vinculadas a los fondos europeos FEDER y FEADER».
Cobos recuerda que Andalucía alberga 4,6 millones de hectáreas forestales, de las que unas 600.000 corresponden a pinares de repoblación, la mayor parte de ellos ubicados en montes de su parte oriental.
La mayoría se plantaron el siglo pasado de forma intensiva, para detener la deforestación causada por la sobreexplotación de las masas forestales, frenar la pérdida de suelo, regular las cuencas de nuestros ríos o como último recurso para evitar la emigración desde zonas rurales, por lo que se utilizaron densidades muy altas.
Hay pinares que impiden pasar la luz, lo que reduce la biodiversidad del suelo, y los erige como un peligro forestal
Estas plantaciones, la mayoría de pino carrasco, de escaso valor comercial, preveían posteriores aclareos, cuando el pinar hubiera crecido, o su sustitución por especies mediterráneas, una vez que la cubierta vegetal se hubiese recuperado.
Pero la mayoría de estos pinares han alcanzado una densidad que impide pasar la luz, lo que reduce la biodiversidad del suelo, y los erige como un peligro forestal por su facilidad para arder.
Cobos destaca que las empresas que extraen biomasa generan empleo y riqueza, cruciales para el medio rural, y ahorran a las administraciones el coste de estos aclareos, cifrado entre 2.000 y 3.000 euros por hectárea.
Por ello, cree que la administración debe colaborar con agilidad con las empresas de biomasa forestal, dadas las evidentes sinergias en biodiversidad, reducción de riesgos de incendios, empleo rural y desarrollo industrial.
Esta cooperación reduciría también la cada vez más elevada factura de los dispositivos de lucha contra los incendios forestales, muchos de los cuales se originan en estos pinares que, incluso, vuelven a arder tras regenerarse.
El uso de la biomasa como combustible alternativo mejora igualmente la eficiencia energética y la lucha contra el cambio climático, pues por cada 4 toneladas de madera que se extrae se evita la quema de una tonelada de gas-oil.
Los aclareos también mejoran la calidad ecológica de estas masas forestales, aunque en ocasiones generen afecciones temporales al paisaje, aspecto sobre el que Cobos recuerda la eliminación de un millón de eucaliptos en la zona del Abalario, en Doñana, «que hoy es uno de los mejores territorios para el lince ibérico».
Caso destacado es Sierra Nevada, uno de los espacios protegidos de mayor riqueza vegetal de Europa, donde el tratamiento de sus pinares extensivos se ha convertido, además, en una herramienta para afrontar el cambio climático.
Ignacio Henares, conservador del parque nacional de Sierra Nevada, ha explicado a Efe que el Observatorio del Cambio Global creado en este espacio protegido realiza un seguimiento de estos pinares mediante una potente herramienta informática que permitirá extraer recomendaciones para afrontar el cambio climático.
La biomasa obtenida con aclareos financia buena parte de las actuaciones desarrolladas en espacios protegidos
Sierra Nevada mantiene grandes extensiones de pinares de repoblación, algunas con hasta 3.000 pies por hectárea, más del cuádruple de la densidad óptima, muy sensibles a los incendios, plagas y otras enfermedades forestales, y muy vulnerables ante el cambio climático, ha explicado Henares.
Estos pinares se están naturalizando, extrayendo del 25 al 50 por ciento de los pies, para transformarlos en un monte abierto, diverso, heterogéneo y resistente a agentes erosivos.
La biomasa obtenida con estos aclareos financia buena parte de las actuaciones desarrolladas en más de mil hectáreas de pinar de una decena de municipios granadinos y almerienses de este espacio protegido.
«Se está haciendo un esfuerzo muy importante, en un contexto económico difícil, y aprovechando la dinámica empresarial del sector para ahorrar costes a la Administración, porque sí no actuamos pronto, corremos grandes riesgos, por incendios forestales y por el decaimiento forestal por el cambio climático», ha concluido.