Imanol Ibero Azcarate / Presidente de EHNE-Nafarroa
No queremos macro-granjas de 20.000 vacas lecheras. Ni en Soria, ni en Navarra, ni en Europa, ni en ningún sitio. La construcción de esta fábrica en la localidad soriana de Noviercas causará la pérdida de 726 puestos de trabajo en el estado. Los caseríos y las familias dedicadas a la producción láctea, 528 en Hego Euskal Herria, desaparecerán si este monstruo cobra vida. Supondrá el fin del modelo agroganadero familiar ligado a la tierra, seña de identidad de nuestro sector agrario.
El sector lácteo atraviesa una grave situación desde que en 2015 la Unión Europea decidió eliminar la producción bajo el sistema de cuotas. Desde entonces los ganaderos y ganaderas han tenido que hacer frente a los vaivenes del mercado y se han convertido en las marionetas de ciertas industrias que puede que les recojan la leche, o no, a precios que no cubren costes, después les comuniquen que no los necesitan más, y en definitiva, cierren. Desde el fin de la cuota láctea, se han perdido cerca de 1.000 caseríos en la península. Por el contrario, los litros producidos no descienden. La producción está pasando a quedarse en pocas manos, cada vez mayores, y no en varios caseríos dispersos por todo el territorio.
El proyecto de la Cooperativa navarra Valle de Odieta en Soria consiste en crear un monstruo con 20.000 vacas en Noviercas (más de las que existen en toda la CAV, en 2015 había 19.968, en Navarra son 25.000) para producir 179.740.000 litros de leche al año. Consumirá de 4 a 6,36 millones de litros de agua al día, en una zona en la que no hay suficiente agua y producirá 368.000 toneladas de excrementos al año, ¿a dónde irá a parar todo eso?, ¿a quién beneficiará?
Si realizamos una fotografía del sector lácteo local veremos un entorno con caseríos repartidos por toda la orografía, en pequeñas localidades, muchas de ellas de montaña, donde familias enteras se dedican a esta actividad económica. Su desaparición generará pérdida de población en zonas rurales y un despoblamiento que termina afectando al desarrollo de todo el territorio. Sin caseríos no hay futuro en las zonas rurales.
EHNE rechaza la implantación de este modelo antisocial de macrogranjas o “fábricas de leche al estilo estadounidense”, como indican sus promotores. Es un modelo industrial de macroexplotaciones inviable e insostenible. EHNE siempre ha defendido el modelo agroganadero de pequeños caseríos familiares ligados a la tierra, productores de alimentos de calidad, garantes del desarrollo económico de las zonas rurales y fijadoras de población en las pequeñas localidades, y seguirá luchando para impedir que proyectos como el de Valle de Odieta en Noviercas, a pocos kilómetros de nuestra tierra, sigan adelante.
En este camino, los ganaderos y ganaderas no pueden caminar solos. La sociedad ha de ser participe en la oposición a un monstruo que destruye empleo, acapara tierras y recursos hídricos y se traga al sector lácteo. ¿Si en Francia la sociedad se niega a beber la leche producida en una granja de 1.000 vacas, por qué esta sociedad quiere esa leche? Si permitimos que se ponga en marcha esta fábrica, nuestros hijos e hijas olvidarán el aspecto que tiene una vaca y que suelen pastar en los prados. No sabrán que la leche no sale del tetra brik.
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