Las nuevas tecnologías siempre son buenas, pero cuando se tiende a utilizarlas para controlar y vigilar… empiezan a dar miedo. Y no por la tecnología en sí mismas, sino porque no siempre se hace un buen uso de los resultados.
La Rioja ya ha iniciado las pruebas del uso de drones para realizar los controles de campo en la gestión de las ayudas de la PAC. El Catastro, por su parte, también está recurriendo a este sistema para controlar las edificaciones en el mundo rural.
Y el resultado ha sido que en Castilla y León, como hacía el Quijote, en lugar de ver monstruos donde había molinos, ahora ve piscinas donde hay charcas de riego.
Con esta experiencia, yo si fuera riojano empezaría a echarme a temblar si el control sobre mis ayudas de la PAC depende de los resultados de estas nuevas tecnologías, porque a saber qué ven (o alguien interpreta que ve) en los cultivos.