Eladio Aniorte Aparicio / Presidente de ASAJA Alicante – Jóvenes Agricultores
Por fin ha visto la luz el famoso informe de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo sobre la gestión del agua en España que, bajo mi punto de vista, aporta unas conclusiones totalmente estériles y carentes de fundamento. Pero, lo más relevante, quizá no sean las reseñadas soluciones, sino lo absurdo, grotesco y peripatético de la situación y la obscenidad con la que actúa la UE, siempre en detrimento de la agricultura mediterránea.
Para los que no lo recuerden, el pasado mes de febrero una delegación de 11 eurodiputados, dirigida por Pál Csáky, realizó una visita exploratoria a las cuencas del Tajo y el Ebro, para comprobar sobre el terreno la situación hídrica en España y evaluar el cumplimiento de la normativa comunitaria sobre medio ambiente y gestión de aguas. Esta exploración surgió a raíz de una serie de denuncias interpuestas por determinados partidos políticos el pasado 22 de junio de 2015 en Bruselas, de los que deduzco intención de avivar la guerra sucia del agua.
Las conclusiones que subyacen de este informe, son la revisión de la gestión del agua en España y de los planes hidrológicos. Asimismo, en el caso del plan hidrológico de la cuenca del Tajo, los eurodiputados piden que las autoridades españolas “revisen” los caudales ecológicos propuestos para el río del segundo ciclo, a fin de “lograr los objetivos medioambientales establecidos” en el plan. También nos insta a integrar los recursos no convencionales como el agua de las desalinizadoras. Es decir, nada nuevo en el horizonte, ninguna aportación destacable que no conozcamos, ya que son los mismos argumentos que los gobernantes de Castilla La Mancha repiten como un disco rayado con la finalidad de inutilizar el trasvase.
Ante tales conclusiones tan vagamente trabajadas, me da la impresión de que este informe no ha sido más que una excusa para realizar un viaje turístico que han querido justificar con este trámite. Me pregunto, ¿cuánto dinero habrá costado el viaje de tres días a España de los once miembros de esta Comisión entre nóminas, visitas, dietas, desplazamientos, asesores de cargos políticos y estancia? Y, lo peor de todo, ¿cómo puede un órgano tan serio, que debe dar ejemplo de profesionalidad y eficacia, como una Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, emitir un informe sobre el problema hídrico en España, sin haber visitado la cuenca del Segura, la única con déficit estructural del país y la principal perjudicada en este “macro estudio”? Esta “tesis doctoral”, dicho sea, con toda la sátira del mundo, que nuestros amigos eurodiputados nos han preparado, está viciada y desacreditada desde su origen.
Con todo ello, no es de extrañar que el presidente de dicha Comisión estime que el modelo de gestión de los recursos hídricos de España debe estar supeditado a los requisitos medioambientales frente a los socioeconómicos. Esto queda muy bien sobre el papel, pero los intereses socioeconómicos son las personas, que no se le olvide a nadie, y en la coyuntura en la que nos encontramos, es de vital importancia no destrozar actividades económicas que funcionan, crean puestos de trabajo y aportan futuro.
Por supuesto que hay que respetar el medioambiente y, de hecho, nosotros somos los primeros en defenderlo. Luchamos continuamente por el mantenimiento de nuestros paisajes y los ecosistemas, por fijar la población de los pueblos y propiciar que estos ciudadanos mantengan nuestro sistema rural, por producir alimentos de manera respetuosa. No se trata de priorizar los requisitos medioambientales en detrimento de los socioeconómicos, sino de integrarlos y buscar el equilibrio, y no los extremos y sectarismos. Es necesario reivindicar el concepto sostenibilidad, en su triple acepción (políticamente aceptado, respetuoso con el medio ambiente y económicamente rentable).
¡Qué disparate de UE estamos construyendo! A buenas horas una “pandilla” de eurodiputados les iba a decir a algunas regiones de Francia o Alemania lo que tienen que hacer o cómo deben adecuar sus cultivos a sus recursos disponibles. Pero no, eso solo nos lo dicen a nosotros, España no pinta nada en la UE y la agricultura mediterránea, menos. El objetivo siempre es beneficiar a la agricultura continental, cuyos máximos exponentes son Francia y Alemania, los demás, somos mera comparsa.
Ya está bien de ponernos zancadillas, de tirar por tierra el sobresaliente esfuerzo que los agricultores llevamos haciendo desde que hace más de 37 años se inaugurase el acueducto Tajo-Segura. Medios hay, lo que falta es voluntad política de hacerlo, y mucha mediocridad.
Y, para terminar, e intentar crear un poco de conciencia en los eurodiputados responsables de este informe, que sepan ustedes que los regantes del sureste español, referentes mundiales en el uso eficiente del agua, generan 104.000 puestos de trabajos y sus producciones suponen una aportación al PIB del país de unos 2.364 millones de euros al año. Si se llevase a cabo su “riguroso” estudio realizado en 5 meses, ustedes contribuirían a uno de los mayores cataclismos de la historia, que supondría la desaparición de nuestras dos principales fuentes económicas de un solo plumazo, el turismo y la agricultura de regadío.