Manu Garro / Coordinador agroinformacion.com
El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, Lorenzo Ramos Silva, tiene muy claro cuáles son los problemas que acucian al sector agrario y ganadero español. Por un lado la crisis de precios a los productores, por la falta de «políticas de regulación del mercado, porque las leyes actuales para intentar acabar con los abusos no son lo suficientemente exigentes», o los defectos de una PAC «que debe recuperar armas para luchar contra la especulación con los alimentos y debe destinar las inversiones hacia los verdaderos agricultores y ganaderos profesionales». Asimismo, critica la actual política de ayudas acopladas, que empezaron «con mal pie dedicando sólo el 12% y no el 15%, como permitía Bruselas. Y el Ministerio de Agricultura y las Comunidades Autónomas acordaron un reparto que dejó en la cuneta a sectores muy importantes».
1.- Empecemos hablando de actualidad. Ya ha habido elecciones, ya se habla más o menos de pactos… ¿Se debe agilizar la formación de un Gobierno o es justo discutir durante un tiempo la misma? Y ¿qué espera del próximo Gobierno?
La situación de bloqueo institucional que estamos viviendo no beneficia a nadie, y desde luego al mundo rural tampoco. Es urgente que las fuerzas políticas hagan su trabajo y lleguen a acuerdos que desbloqueen esta situación. Un Gobierno en funciones durante más de 200 días significa medidas que no se toman, planes que no se ponen en marcha y, en definitiva, una situación de parálisis perjudicial para todos.
Del próximo Gobierno esperamos que dé al campo la importancia que se merece. Que cuente con nosotros, con los agricultores y ganaderos, como figuras clave para salir de la crisis y que recuerde que España, sin el mundo rural, no es nada. Pero necesitamos apoyo, no se nos puede dejar abandonados a nuestra suerte.
2.- El otro tema de actualidad es el Brexit. ¿Se debe agilizar como quiere parte de la UE la salida del Reino Unido de la UE o será un error y un castigo para las exportaciones agroalimentarias españolas?
Para una organización como la que tengo el honor de presidir, que es fuertemente europeísta, la salida del Reino Unido es una triste noticia. Fruto de actitudes irresponsables de determinados políticos que han terminado convenciendo a parte de su población de que les irá mejor solos. No estoy de acuerdo.La unión siempre hace la fuerza. Y si querían cambiar cosas dentro de la Unión Europea, que claro que hay que cambiarlas, lo mejor hubiera sido hacerlo desde dentro.
Como destino comercial de nuestros productos, el Reino Unido tiene una importancia enorme para la agricultura y la ganadería españolas, por lo que la incertidumbre que ahora se ha generado nos perjudica claramente. ¿Cómo se articularán ahora las relaciones comerciales? ¿Se establecerán barreras para las importaciones y exportaciones? Demasiados interrogantes que deben aclararse cuanto antes.
3.- Hablando de Europa, en 2017 se debe afrontar la reforma de la PAC, ¿teme que el Brexit pueda influenciar en las decisiones que se tomen y que se apueste por un recorte de los fondos?
Sin duda no es el mejor panorama para iniciar un nuevo proceso de reforma de la Política Agraria Común. Con unas perspectivas financieras inciertas, el debate sobre la PAC estará lastrado gravemente. En todo caso, el balance del Reino Unido con la PAC era bastante equilibrado, debido al cheque británico, por lo que los fondos de la PAC para el resto de Estados Miembros no deberían verse afectado.
4.- En cualquier caso, ¿qué aspectos debe tratar esta reforma y cuáles no deberían tocarse?
Europa debe aprender de los errores de las anteriores reformas, y está claro que el principal fallo ha sido eliminar las medidas de regulación de mercado y dejar a la PAC sin herramientas para solucionar las crisis que sufrimos en sectores tan sensibles como los nuestros.
La Política Agraria Común debe recuperar armas para luchar contra la especulación con los alimentos y debe destinar las inversiones hacia los verdaderos agricultores y ganaderos profesionales, que vivan en los pueblos y generen empleo y actividad en el medio rural.
5.- En España, en las últimas semanas, se está hablando mucho de cambiar las ayudas asociadas o, cuanto menos de ampliarlas, ¿es un debate pendiente o una discusión ficticia?
Las ayudas asociadas se articularon para generar un mayor equilibrio en el destino de los fondos, dejando margen a los Estados Miembros para que decidieran qué porcentaje del cheque total y a qué sectores destinarlas. España ya empezó con mal pie dedicando sólo el 12% y no el 15%, como permitía Bruselas. Y el Ministerio de Agricultura y las Comunidades Autónomas acordaron un reparto que dejó en la cuneta a sectores muy importantes, como el olivar de montaña, el caprino, la almendra o la uva pasa.
Hace dos años nos dijeron que el 1 de julio de 2016 se revisaría el reparto y se corregirían errores, pero nos hemos topado con un muro en el que el Ministerio ha liado a las Comunidades Autónomas y solo Andalucía ha presentado una propuesta de modificación.
6.- ¿Qué está fallando y por qué para que haya una falta de soluciones a crisis como la de los precios en origen, al sector lácteo,…?
La crisis de precios que sufrimos los agricultores y ganaderos –lamentablemente desde hace ya varios años- es fruto, por un lado, de una cadena agroalimentaria desequilibrada, con una oferta atomizada y disgregada, por la propia naturaleza de nuestra actividad, y sectores industriales y de distribución cada vez más concentrados y potentes. Esa fuerza les hace controlar los sectores a su antojo y reducir los márgenes a los productores, que nos convertimos en las principales víctimas.
La sociedad se ve atada de pies y manos para corregir esta situación, ya que, en primer lugar, no hay políticas de regulación del mercado que permitan por ejemplo corregir la oferta y la demanda y las leyes que se han puesto en marcha para intentar acabar con los abusos no son lo suficientemente exigentes.
La sociedad debe ser consciente de que la agricultura y la ganadería son sectores críticos para la economía de un país, y deben articularse normas especiales que protejan al eslabón más débil de la cadena, que somos los productores. Está de sobra demostrado que la liberalización salvaje, en nuestro sector, no beneficia a nadie salvo a las grandes multinacionales.
7.- La autorización del glifosato sigue en el aire. ¿Tienen razón los que se niegan a aprobarlo o no se están valorando los inconvenientes que puede provocar su suspensión?
El debate creado alrededor del glifosato es muy preocupante, porque no es un debate basado en hechos fehacientes, sino en emociones y en impulsos. Los agricultores utilizamos el glifosato porque es un producto considerado seguro por la agencia europea, que es a la que debemos remitirnos.
Por lo tanto no entendemos que en la Unión Europea se tomen decisiones no respaldadas por una base científica sino basadas en rumores y presiones de determinados grupos. Debería haberse renovado el 30 de junio por quince años como es habitual en este tipo de procedimientos.
8.- ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el sector en estos momentos?
Como siempre, nuestra actividad siempre está acechada por numerosos problemas y retos que nos preocupan a todos. Sin embargo los agricultores y ganaderos somos gente fuerte y positiva, y no puedo evitar mirar al futuro con ilusión, optimismo y ganas de progreso.
Las cifras de jóvenes que quieren incorporarse al campo crecen año tras año, los consumidores aprecian y valoran la calidad de nuestros productos y los pueblos, a poco que se apueste por ellos, se llenan de vida y de actividad.
Un Gobierno que apoye nuestra actividad, una Política Agraria Común fuerte y justa, y medidas que corrijan la falta de precios justos en origen serán los pilares sobre los que debe asentarse el progreso del mundo rural y del sector primario.