SINC.-Investigadores de la Universidad de Jaén utilizan redes de sensores inalámbricos que son capaces de captar variables del entorno como temperatura, luminosidad, humedad, presión sonora, calidad del aire (CO2), etc., y medir en tiempo real estos factores en grandes áreas, para detectar el ruido y las plagas en el olivar.
Los investigadores han creado e introducido dentro de los sensores inalámbricos, compuestos por pequeños dispositivos de unos 8 centímetros, un sistema basado en inteligencia artificial para que puedan tomar decisiones por sí solos, “similares a ordenadores completos pero muy pequeños”, según explica el profesor Joaquín Cañada Bago.
Estos sistemas se protegen con una caja aislada y pueden funcionar con alimentación fotovoltaica. Tienen un funcionamiento sencillo, ya que la señal que emiten va de un sensor a otro hasta que se comunica con un punto central que envía la información a un ordenador, pudiéndose consultar desde internet. Son económicos y alcanzan de 30 a 40 metros de transmisión, lo que supone que se pueden montar una gran cantidad de ellos.
En la actualidad, los investigadores de la UJA trabajan en dos aplicaciones. En primer lugar en la medición del ruido acústico que hay en una zona, de forma similar a lo que se hace con un sonómetro, pero con la ventaja de que esta medición se puede realizar durante 24 horas al día y en varios lugares al mismo tiempo, y no en un lugar y momento determinado.
En segundo lugar, en la detección temprana de plagas de los olivos, puesto que “medimos las condiciones medioambientales cercanas a las áreas que se quieren controlar, y cuando se detecta las condiciones idóneas para que aparezca un tipo de plaga, avisa para que se evalúe la conveniencia de realizar un tratamiento”, comenta el investigador.
Este grupo de investigación cuenta con un proyecto de investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación que tiene como objetivo la integración de sistemas expertos dentro de los nodos sensores de la red inalámbrica para poder medir el ruido acústico, y toma la decisión de si es o no elevado, y si lo es, genera una alarma. Esta investigación será muy útil, ya que la nueva normativa europea obligará a los ayuntamientos a medir la contaminación acústica.
“Este sistema será de gran ayuda para los ayuntamientos que deseen tomar medidas de la contaminación acústica en zonas muy grandes. Esta red de sensores será más versátil y económica que la utilización de un conjunto de sonómetros y finalmente podrá verse una evolución espacial y temporal del ruido”, manifiesta Joaquín Cañada.
Los resultados han sido publicados en revistas de reconocido prestigio, con muy buenos resultados, y les han concedido nuevos proyectos para aumentar las prestaciones del sistema.