Son neveras de grandes proporciones, fechadas en torno a los siglos XVI y XVII, que permiten "imaginar" la cantidad de nieve o hielo que podían acumular, han agregado las mismas fuentes.
Entre estas localidades se encuentra Alcañiz, que cuenta con un gran patrimonio artístico y que, debajo de su oficina de turismo, guarda unos pasadizos que conducen hasta la nevera medieval que se encuentra bajo la Plaza de España.
En Belmonte de San José, debido a sus grandes dimensiones, más de nueve metros de altura, podría llegar a albergar unas 300 toneladas de hielo, sirviendo también a las localidades cercanas.
La de Calanda es conocida por el nombre de Nevera de Crespo, por la familia a la que perteneció. Existe otra, próxima al convento de Carmelitas y que servía para atender las necesidades propias de la comunidad religiosa.
La de la Cañada de Verich continuó en uso hasta el siglo XIX pudiendo almacenar hasta 265 metros cúbicos, y la de la Ginebrosa hasta el primer tercio del siglo XX.
En la Mata de los Olmos hay una gran nevera que abastecía también incluso a la ciudad de Alcañiz siendo excavada en el propio terreno, con una capacidad de 450 metros cúbicos.
Valdealgorfa cuenta también con una gran nevera que servía para conservar alimentos y en el verano se utilizaba también para la conservación de medicinas.