EFE.- Este es uno de los resultados del proyecto europeo MedSea, en el que han trabajado 110 investigadores de 12 países durante tres años y medio y que hoy ha presentado en Barcelona Patrizia Ziveri, científica del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la UAB y coordinadora del proyecto.
Ziveri ha explicado que una cuarta parte del CO2 que se emite a la atmósfera lo absorbe el mar y que el CO2, cuando se combina con el agua, produce un gas que acidifica los océanos.
Según el estudio, el mar Mediterráneo ha aumentado su temperatura en una media de 0,67 grados en los últimos 25 años, mientras que la acidez de sus aguas ha crecido un 60 % desde la revolución industrial, un 10 % desde 1995, y probablemente se incrementará, si no se pone remedio, en un 152 % hasta final de siglo.
Esta acidificación, combinada con el calentamiento global, está teniendo unas repercusiones sin parangón que afectarán a la pesca, los ecosistemas, la acuicultura y el turismo, ha advertido Ziveri.
«La acidificación está alterando la vida marina del Mediterráneo», ha dicho Ziveri, que ha resaltado que especies tan emblemáticas como el coral rojo, los arrecifes de vermétidos que protegen la erosión de la costa, el fitoplancton y el zooplancton, las praderas submarinas, zona de alimentación y cría de muchos organismos, y los cultivos de moluscos bivalvos están en peligro.
«Hasta este estudio no sabíamos nada sobre los efectos combinados del calentamiento y la acidificación del mar Mediterráneo, y ahora sabemos que estamos ante una doble amenaza muy seria para nuestros ecosistemas marinos», además, de manera uniforme en toda la cuenca mediterránea, según Ziveri.
La culpa, según los científicos, es la concentración de dióxido de carbono en la superficie del mar por el consumo de combustibles fósiles, por lo que los investigadores han apremiado a «implementar medidas urgentes para reducir las emisiones de carbono».
De no frenar la emisión de gases de efecto invernadero, el estudio avisa que la temperatura de la superficie del Mediterráneo crecerá hasta 1,5 grados en su zona Este, en el Egeo y el Adriático, hasta el año 2050 y que probablemente la temperatura superficial media exceda constantemente los 29 grados en el sur de este mar.
Los científicos han constatado que las consecuencias del calentamiento y acidificación del Mediterráneo ya han aparecido, como las migraciones hacia el norte de especies de las costas del sureste y un aumento de las muertes de organismos marinos durante los veranos más calientes.
La dieta de las larvas de los peces se verá afectada por la disminución del fitoplancton y los virus y las bacterias serán menos sensibles, aunque otras especies, como algunas medusas, se verán beneficiadas y proliferarán, según los experimentos en laboratorio que ha incluido este trabajo.
El estudio científico, que ha contado con un presupuesto de 6 millones de euros, 3,49 de ellos aportados por la CE, advierte de las consecuencias socioeconómicas que la acidificación y calentamiento del mar supondrán, y ha calculado que, sólo en la costa israelí, un afloramiento de medusas reduciría el número de turistas entre un 3 y un 10,5 %, lo que supondría una pérdida económica anual de unos 6,2 millones de euros.
También ha evaluado que en el área marina protegida de las Islas Medes, en la Costa Brava, la desaparición de las gorgónias, un atractivo para el turismo de buceo, comportaría una reducción de las inmersiones equivalente a unos 4 millones de euros anuales, mientras que la abundancia de medusas y sus picadas tendrían un coste de otros 2 millones.
Por todo ello, el estudio urge a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, disminuir el estrés por sobrepesca que padece el Mediterráneo y crear nuevas zonas de protección.