La envergadura de la obra se desprende de las cifras manejadas durante la restauración minera que ha supuesto que se bombeen 1.100.000 m3 de agua (tres veces más de lo previsto) y 1.300.000 m3 de tierra para el relleno de las cortas y la remodelación de la topografía. Hay que destacar que muchas de estas cortas tenían una profundidad de hasta 30 metros, por lo que los trabajos han sido realmente complejos. La restauración minera que acaba de terminar es vital para que la laguna vuelva a funcionar desde el punto de vista ecológico y recupere su normalidad. El relleno de las cortas mineras permitirá además que la laguna recupere su topografía original.
El siguiente paso para completar la transformación de la laguna es su restauración ambiental. En ella participan numerosos expertos en ecología de humedales, hidrogeología, fauna y flora, entre otros, procedentes de la Universidad de Cádiz, la Universidad Pablo de Olavide y la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
Recuperar la vegetación autóctona
El objetivo es recuperar vegetación autóctona de la zona, adecuar charcas para anfibios e invertebrados y en definitiva devolver a su estado natural la laguna. Posteriormente se acometerán los trabajos para adecuar la zona al uso público y que todos los ciudadanos puedan disfrutar de este enclave natural, para lo que se han proyectado senderos, miradores y observatorios.
Estas actuaciones se han realizado gracias al proyecto de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio que cuenta con la cofinanciación de la Unión Europea a través del Life+ “Proyecto para la restauración integral de la cubeta endorreica Los Tollos”, con un presupuesto global cercano a los ocho millones de euros.
En esta iniciativa participan también otros socios que colaboran con la Consejería de Medio Ambiente: los ayuntamientos de El Cuervo y Jerez de la Frontera, la Universidad Pablo de Olavide, Ecologistas en Acción y otros colectivos ciudadanos como la Asociación Laguna de Los Tollos.