La principal medida sería garantizar que "la comercialización continúe como ahora mismo" y que no se apliquen medidas más restrictivas al respecto, ya que la paralización de la comercialización en la anterior crisis de lengua azul, de los años 2006 y 2007, "condujo a una caída de precios muy considerable»".
Metidieri señaló que entonces en el sector estuvieron "tres, cuatro y hasta cinco semanas sin sacar corderos", lo que produjo "un embotellamiento en el mercado con consecuencias fuertes en el bolsillo de los ganaderos".
La segunda medida es "una campaña de vacunación obligatoria a toda la cabaña ganadera»" con el fin de que se propague lo menos posible la enfermedad. Una vacunación que ha de ser "correcta y bien estudiada", apuntó Metidieri.
La virulencia de la enfermedad empieza a ser grave, aunque con poca mortandad
El máximo responsable de esta organización agraria indicó que van a "luchar para ver hasta dónde llega la sensibilidad de la consejería" en esta materia y lanzó un mensaje tranquilizador a la población al recordar que la lengua azul es una "enfermedad que para nada se transmite a la cadena alimentaria humana".
Asimismo, aseguró que "cuando comenzó, la virulencia de la enfermedad era leve y que ya va empezando a ser grave", aunque a día de hoy "no está habiendo una mortandad fuerte".
Con todo, está afectando a la rentabilidad de las explotaciones ganaderas debido a "la gran pérdida tanto por los abortos que se están produciendo como por los corderos ya nacidos que lo tienen muy difícil para sobrevivir o continuar su ciclo biológico, ya que las madres están perdiendo muchísima leche".