Sobre el origen de las irregularidades, en un 36,5 % de los casos la declaración saludable del etiquetado no respeta las condiciones de uso establecidas en el anexo del Reglamento 432/2012 y en el 34,5 % la declaración no está incluida en la lista de declaraciones autorizadas por la UE, y además, el 20,6% no cumple las condiciones específicas de uso.

     Grasas comestibles, frutos de cáscara y derivados, platos cocinados y conservas de pescado son los productos que acumulan mayor número de incumplimientos.

    Respecto a la lista de ingredientes, condiciones especiales de conservación, modo de empleo y la lengua oficial de la información, el porcentaje de cumplimiento es del cien por cien.

     Por su parte, en las muestras analizadas se han apreciado irregularidades en harinas y derivados en las que se ha examinado el contenido neto, valor energético, humedad, grasas, proteínas, cenizas, conservantes, colorantes e hidratos de carbono.

No dejarse llevar por el grafismo y leer bien el etiquetado


     Según la nota, la principal conclusión de estas actuaciones es que disminuye ligeramente el porcentaje de irregularidades, aunque siguen observándose incumplimientos a pesar de que las empresas han contado con un amplio periodo transitorio para adaptarse a las nuevas exigencias de las normas comunitarias.

     La Secretaría General de Consumo recomienda a los consumidores no dejarse llevar por grafismos o etiquetados prometedores sobre cualidades y aportaciones de productos saludables y con declaraciones nutricionales y aconseja ahondar en las informaciones que ofrecen y valorarlas correctamente.

     Asimismo aconseja leer bien el etiquetado y consumir únicamente productos de procedencia conocida, con especial atención a las fechas de elaboración y/o vencimiento de los alimentos envasados, y verificar el precintado de los envases y su integridad, descartando los que estén abiertos o presenten abolladuras, entre otros aspectos.

(Foto: Recurso)

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