EFE.- Este estudio ha sido desarrollado por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Fundación Cedricat, liderados por el catedrático Antoni F. Tulla, que hoy ha presentado en rueda de prensa los resultados del proyecto, denominado "La agricultura social en el desarrollo local y el empleo para colectivos en riesgo de marginación".
Este trabajo se enmarca dentro del programa de investigación de excelencia RecerCaixa, que impulsan conjuntamente la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP) y la Obra Social la Caixa.
La agricultura social se define como una actividad económicamente sostenible dirigida a la reintegración social, la formación y la rehabilitación de personas desfavorecidas a través del trabajo en el campo o de sus derivados.
De hecho, el trabajo de investigación ha identificado 99 experiencias, repartidas por toda Cataluña, en las que trabajan 2.257 personas en 57 empresas dedicadas a la jardinería y en 42 estrictamente a la agricultura social.
En cuanto a su distribución provincial, de las 99 experiencias identificadas, 59 se localizan en Barcelona, 17 en Girona, 12 en Lleida y 11 en Tarragona.
De las 42 que se dedican en exclusiva a la agricultura social o que la combinan con la jardinería, 21 se ubican en Barcelona (50 %), siete en Tarragona (16,7 %), siete más en Girona y otras siete en Lleida.
En los últimos años, la agricultura social ha ido ganando fuerza en Cataluña debido también a la difícil situación socioeconómica, aunque el estudio constata que se trata de una práctica muy atomizada y heterogénea, a diferencia de otros países europeos, como Italia, Bélgica, Holanda, Alemania o Francia.
En Europa, la agricultura social es conocida como social farming, green care o farming for care, está muy implantado, cuenta con un importante apoyo institucional y las diversas iniciativas trabajan en red, se indica en el estudio.
No obstante, representa todavía menos del 1 % del número total de las explotaciones agrarias de la Unión Europea, por lo que el Comité Económico y Social Europeo ha emitido un dictamen en el que destaca la necesidad de incrementar el reconocimiento de esta actividad, crear un marco reglamentario y favorecer su inclusión en los programas de formación.
En este sentido, el catedrático Antoni Tulla ha indicado que la elaboración de un marco jurídico o normativo propio y consensuado con los agentes del sector es una estrategia de apoyo que permitiría el crecimiento de la agricultura social en Cataluña.
Además, se debería crear, se propone en el estudio, bancos de tierras para que los promotores de iniciativas de este tipo y los agricultores que también quieran impulsarlas puedan hacerlo sin que ello suponga un desembolso extraordinario.
La creación de una plataforma que agrupe a todas las entidades de agricultura social de Cataluña es también imprescindible para dar cohesión al sector, se indica en la investigación, una conclusión con la que se han mostrado totalmente de acuerdo representantes de las empresas L’Olivera, Bolet Ben Fet, Sambucus y Casa Dalmases, que han participado en la presentación.
De hecho, ya se ha dado un primer paso hacia la agrupación con la creación de la "Xarxa agrosocial 2.147 mans", que agrupa a trece entidades de agricultura social para la comercialización conjunta de sus productos de diversas comarcas catalanas, ha informado la ex directora de Cooperativas Mireia Franch, que actualmente forma parte de Sambucus.