EFE.- Esta especie, originaria de Japón, fue descubierta a finales de 2012 en Galicia por el Grupo de Estudio del Medio Marino (GEMM), que desde entonces ha llevado a cabo diversos «muestreos en puntos selectivos» para determinar el grado de presencia de este crustáceo, según ha asegurado el presidente de la asociación científica, Jacinto Pérez Dieste, en declaraciones a EFE.
Este animal, que se ha localizado en distintos puntos de la ría de Arousa, prefiere las estructuras flotantes -como bateas o jaulas de cultivo- para desarrollarse; un hecho que según Pérez Dieste, «ocasiona daños en los cultivos marinos, porque llegan a tapizar las redes por la gran densidad que alcanzan», hecho que impide la libre circulación del agua, lo que ralentiza el crecimiento de las especies de cultivo, al tratarse de un depredador selectivo que puede alimentarse del desove.
Por el momento, los datos que se recogen del muestreo inicial apuntan a que en algunas zonas se han podido localizar 300 unidades por metro cuadrado, un número todavía bajo según Pérez Dieste, ya que en áreas de Escocia han llegado a encontrarse hasta 300.000 unidades por metro cuadrado.
El presidente de GEMM ha insistido en la necesidad de realizar estudios posteriores más amplios para «poder determinar si aquí (en Galicia) se dan las condiciones ambientales adecuadas» y el camarón esqueleto japonés puede llegar a alcanzar cantidades tan elevadas, lo que supondría «pérdidas económicas bestiales» para el sector productivo.
El siguiente paso del equipo de investigadores será hablar con las agrupaciones de productores más afectadas y también con la Administración, «para poder llevar a cabo un programa de seguimiento del invasor» y conocer a qué se enfrentan realmente.
Pérez Dieste ha asegurado que están «dispuestos a llevar a cabo las labores del estudio», pero creen que «son las asociaciones de productores y la Administración quienes tienen que financiar» el proyecto.
A falta de estos estudios más pormenorizados, este animal, no comestible, cuenta en Galicia con unas condiciones «bastante favorables» para su expansión, dada la abundancia de comida existente en el ecosistema y unas temperaturas de entre los trece y los dieciocho grados.
Hasta el momento, se desconoce el vehículo a través del cual esta especie ha podido introducirse en aguas de la Península, aunque se barajan varias hipótesis, como el agua de lastre, la mezcla con otras especies que llegan vivas para su cultivo o los tanques de agua en los que vienen los salmones noruegos.
Con el nuevo estudio que propone el GEMM, podrá conocerse con claridad qué densidades alcanza (el camarón esqueleto), cómo es su ciclo de vida y valorar qué actuaciones se pueden llevar a cabo para reducir su impacto en el medio marino gallego.
No obstante, Pérez Dieste hace una llamada a la tranquilidad, ya que -asegura- «todavía estamos a tiempo de realizar el estudio y enfrentarnos con seguridad a este animal», por lo que en este mes de abril intentarán reunirse con la administración y las organizaciones de productores, «para exponerles un plan a ejecutar».
En otras zonas donde la situación reviste una mayor gravedad, como la ya mencionada Escocia, el presidente de la agrupación asegura que «se está actuando con mucho trabajo», cambiando y limpiando las jaulas con mucho más ahínco, para no perjudicar el tejido empresarial.
El camarón esqueleto japonés es un invasor nato, de aproximadamente cinco centímetros de alto y dos milímetros de ancho, pero, a pesar de su tamaño, su apariencia es la de un «depredador»; una especie que compite con otros animales autóctonos y los desplaza, causando un alto perjuicio al ecosistema de la zona, según remarca Pérez Dieste.
No es la primera vez que las costas gallegas se enfrentan a este tipo de amenazas, pues, como indicó el presidente del GEMM, en las décadas de los setenta y ochenta se introdujo en Galicia la llamada, también curiosamente, ostra japonesa, lo que ocasionó la casi desaparición de la especie autóctona.