"Su alto contenido en compuestos fenólicos bioactivos", han subrayado a Efe fuentes de la IGP, "se convierten en antioxidantes que se ha demostrado que actúan sobre la salud de las personas bajando los niveles de colesterol y previniendo así enfermedades".
Además, el estudio recoge que a través de la mejora genética se logró conseguir una mejor apariencia de la hortaliza, de la que se eliminaron las espinas, pero que mantiene sus propiedades únicas.
Los investigadores, para hacer posible este trabajo, en 2004 lograron localizar semillas auténticas de berenjena de Almagro, que caracterizaron junto con otras variedades similares, como la que se produce Andalucía.
Los estudios genéticos permitieron identificar la huella genética de ambas y deducir que la de Almagro se trataba de un producto único, y las investigaciones también permitieron llevar a cabo la caracterización y selección del fruto, de tal forma que se lograron nuevas plantas capaces de tener un mayor rendimiento productivo.
Se ha triplicado la producción en una década
Los resultados del programa muestran como a través de la selección genética de las plantas se ha logrado incrementar la producción total de la Berenjena de Almagro, que se ha triplicado en la última década.
De hecho, desde que se inició el programa, el cultivo de esta variedad local ha aumentado de manera constante y ha pasado de cultivarse entre 15 y 20 hectáreas por temporada a entre 50 y 60 hectáreas en la actualidad, de tal manera que la producción total ha aumentado de 500-700 a 1.500-2.000 toneladas.
A la vez, se ha demostrado que la mejora participativa de los agricultores en la investigación ha contribuido eficazmente a recuperar y ofrecer un valor añadido a esta variedad de berenjena, que finalmente ha sido incluida en el registro de variedades autóctonas.
Esta circunstancia la ha valido para ser reconocida por la Comunidad Autónoma y la Unión Europea con una denominación protegida que garantiza la calidad del producto y proporciona protección contra la imitación.