En su exposición de motivos, recuerdan que el Delta del Ebro es la zona húmeda más grande de Cataluña y una de las más importantes de Europa Occidental, junto con el Parque de la Camarga y Doñana.

   Pero al mismo tiempo es un espacio físico que pertenece a la cuenca hidrográfica del Ebro, en el cual convergen dos administraciones, la del Estado y la de la Generalitat de Cataluña.

   “Y por todos es conocido -afirman- que estas dos administraciones no siempre son coincidentes en relación a los asuntos que afectan al Delta del Ebro”.

   Sí recuerdan que el último episodio de esta discrepancia es la propuesta sobre el caudal ambiental para el tramo final del río Ebro, de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

   A juicio de CIU, esta propuesta entra en “clara contradicción” con los estudios científicos de los que dispone la Generalitat de Cataluña, que fijan unos caudales ambientales muy superiores, y que se plasmaron en la propuesta de la Comisión para la Sostenibilidad de las Terres de I’Ebre.

   Según CIU, la propuesta de la CHE no permitiría cumplir las funciones ecológicas del río, del Delta y del ecosistema marino asociado.

   El Plan Hidrológico de la cuenca del Ebro, cuyo borrador irá próximamente al Consejo de Ministros, incluye una reserva de 6.550 hectómetros cúbicos al año para usos “presentes y futuros” de la comunidad autónoma de Aragón, y de 21,75 para Álava, de 1 para Castilla-La Mancha y de 445,15 para Cataluña.

   Según anunció la pasada semana el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, en la Comisión de Agricultura de Alimentación y Medio Ambiente, el plan contempla además la ampliación de la reserva de agua para La Rioja que pasará de los 128,75 hectómetros cúbicos/año a los 148,75 hm³/año.

    A su juicio, son muchas las mejoras las que introduce el borrador de este plan en relación con el actualmente en vigor y como novedad ha destacado que se incorpora que la Confederación pueda gestionar sus propios aprovechamientos hidroeléctricos.

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