EFE.- Fabricantes y agricultores se declaran preocupados por el impacto que pueda tener la propuesta que el pasado 29 de noviembre formuló la presidencia lituana de turno de la UE, pese a que suaviza el límite a los biocombustibles tradicionales del 5 % que sugirió la Comisión Europea al 7 %.
La industria sigue viendo este umbral demasiado estricto y asegura que no contribuirá a impulsar la creación de puestos de trabajo y amenaza la consecución de los objetivos que la UE se fijo para 2020 en materia de energías renovables.
«Esta propuesta es totalmente inaceptable y reduce la credibilidad en las instituciones de la UE», aseguró en un comunicado el secretario general del Comité de Organizaciones Agrarias y Cooperativas comunitarias (Copa-Cogeca), Pekka Pesonen.
Pesonen insistió en que esta medida pone directamente en riesgo más de 200.000 empleos, sobre todo en zonas rurales.
El secretario general del European Biodiesel Board (EBB), Raffaello Garofalo, por su parte, considera que la presidencia lituana no está teniendo en cuenta los esfuerzos que ya ha hecho la industria y sostiene que si la medida llega a aplicarse se dejaría de utilizar el biodiesel en el transporte.
El Ejecutivo comunitario propuso en octubre de 2012 limitar la utilización de biocombustibles tradicionales fabricados a partir de cultivos como el maíz, el trigo, la remolacha o la colza, que compiten con la producción de alimentos, y favorecer los que proceden de fuentes como la paja o los residuos.
Para 2020, los Veintiocho se ha comprometido a que el 20 % del total de la energía consumida en la UE proceda de fuentes renovables, y que un 10 % de la energía utilizada en el sector del transporte provenga de fuentes limpias, sin importar su origen.
Para el 5 % restante, la CE sugiere biocarburantes de última generación, fabricados a partir de residuos y otras fuentes alternativas como la paja, que emiten menos gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles, u otras fuentes limpias como el hidrógeno o la electricidad.
El texto de compromiso de la presidencia lituana en cambio plantea elevar al 7 % la cuota para biocombustibles tradicionales, mientras que no se establecerá un mínimo obligatorio para los biocombustibles de nueva generación.
Los Veintiocho están divididos: Francia, Alemania, el Reino Unido y España se han mostrado dispuestos a apoyar a Lituania, otros como Polonia, Hungría, Rumanía y Luxemburgo mantienen sus reservas porque aspiran a elevar aún más la cuota de biocombustibles tradicionales, mientras que otros como Suecia y Finlandia defienden limitarlos aún más.
Cuando los Veintiocho lleguen a un acuerdo podrán comenzar las negociaciones con el Parlamento Europeo y la Comisión Europea para llegar a un consenso final y dar luz verde a la revisión de la Directiva de Calidad de los Combustibles.