Calabozo no comparte las tesis catastrofistas de algunos sectores que apuntan que el final del sistema de cuotas será la puntilla para el lácteo nacional porque, en su opinión, hay oportunidades tanto para granjeros como para industria. Aunque, eso sí, en un mercado global muy duro en el que habrá volatilidad y también crisis, y que exigirá "tamaño" a los operadores, diversificación y fortaleza.
"El sistema de cuotas ha sido la causante de las actuales debilidades estructurales en toda la cadena del lácteo y la discriminación de España respecto a otros países", recalca.
A los que piensan que "a menor cuota, mayor precio", Calabozo responde que "eso sólo es verdad en mercados cautivos pero no es válido ni para España ni para otros de la UE", puesto que las cotizaciones vienen marcadas por actores internacionales.
El final de la cuotas permitirá descubrir el potencial productivo
El final de las cuotas permitirá tanto al ganadero como a la cadena descubrir su potencial productivo, en un escenario además en el que los posibles aumentos de oferta en países del norte de Europa estarán limitados y siempre serán inferiores a la demanda creciente.
Y los costes de producción entre grandes potencias, incluidas las de Oceanía y Europea "se aproximan" entre sí cada vez más, lo que podría, sobre el papel, dotar a España de la capacidad exportadora de materia prima en polvo, quesos o yogures a la UE, Magreb y área mediterránea y "por qué no" a los emergentes como China.
Actualmente, Europa tiene derechos de producción de 151 millones de toneladas de leche de vaca y sólo 6,4 millones corresponden a España; muy lejos de los 30 millones de Alemania, 26 de Francia, 12 de Países Bajos o los 11,3 millones de toneladas de Italia.
Entre los casos más llamativos, la UE ha permitido producir 1.200 kilos por habitante y año a Irlanda, cifra cuatro veces superior a su consumo interior, aunque la media europea se sitúa en 300. A Francia se le garantizaron 390 y, frente a ellos, a España se le relegó a los puestos de cola, con apenas 139 kilos por cabeza.
España se ve obligada a importar 400.000 toneladas de leche, a los que se suman 2,5 millones de toneladas equivalentes en productos transformados como el queso, una vía para colocar los excedentes europeos de forma fácil y no transparente, denuncian los granjeros.
Las entregas en España han aumentado en unas 400.000 toneladas en los últimos tres años -cantidad equivalente a sus ventas exteriores-, lo que muestra que "utilizamos nuestras posibilidades", se aprovechan los aumentos de cuota y las posibilidades que ofrecen los mercados internacionales pese a las limitaciones impuestas.
Una facturación de 9.000 millones de euros al año
El sector lácteo factura más de 9.000 millones de euros al año en España, emplea a 32.000 trabajadores y permite la actividad a 80 industrias transformadoras. Aporta el 11 % del valor de la producción de la rama de la alimentación y bebidas y el 1 % del PIB español y, todo ello, "a pesar de las restricciones" de la UE.
"En 2015 empezaremos a poder mirar de tú a tú" en el mercado internacional, el camino estará plagado de obstáculos y durará años, aunque al menos España tendrá "menos desventajas" que ahora.
No obstante, no descarta "deslocalizaciones" y otros "ajustes", incertidumbres sobre precios y marcos regulatorios, que pesarán para los emprendedores que quieran potenciar nuevas industrias.
Para ASAJA, el objetivo es cubrir la demanda nacional
El secretario general de Xovenes Agricultores, Paco Bello, señala que "queremos producir nosotros toda esa leche que demanda el consumo nacional al menos" para depender menos de las importaciones francesas y, "por qué no, plantearnos exportar" productos de valor añadido a Sudámerica, África y países emergentes asiáticos.
Especialmente quesos y yogures, "una asignatura pendiente" del sector industrial nacional, que se ha centrado más en "recoger la leche en tanques y envasándola en briks sin transformar".
"Hay que empezar a trabajar con volúmenes", explica el responsable de vacuno de leche de UPA, Román Santalla.
El fin de las cuotas "puede ser una buena oportunidad" para recuperar el mercado interno y abordar internacionales, destaca.
Y permitiría acabar con cupos "miserables" que "ha constreñido" al extremo la producción, destruido miles de empleos y más del 80 % del tejido económico asociado al lácteo nacional, según Santalla.
La clave estará en que haya buen precio y, en este punto, "España debe jugar con las cartas descubiertas contra los tramposos" que hunden el mercado, y trabajar para reforzar la imagen del producto "made in Spain" y dejar de ser "colonias de Francia o Alemania".
Según COAG, "las cuotas han sido la ausa de que el sector esté como esté"
Desde Cantabria, Gaspar Anabitarte (COAG) comparte que "el sistema, perverso, que nos ha tocado vivir es una catástrofe": "las cuotas han sido las causantes de que el sector esté como está", aunque pide que a partir de 2015 haya algún sistema para que la producción "esté controlada" y evitar su desaparición en España.
"El sector lácteo español es el menos competitivo de todos en Europa" por sus problemas estructurales: granjas pequeñas sin tierras, zonas con difícil acceso y carestía de la alimentación, puesto que deben importarse grandes cantidades de soja y la alfalfa española "se la están llevando los árabes" para sus ganados.
Nueva Zelanda, que produce la mitad de la leche en polvo y de la mantequilla mundial, y Australia y, en Europea, Francia o Alemania "marcan el paso" sin que dejen a España demasiado hueco, opina.
A todo ello se une la competencia del queso holandés y el posible aumento de cabañas que prevé tras la eliminación de la cuotas en zonas de montaña sin alternativas -Alpes o Pirineos- y posiblemente en grandes países como Polonia, que "pueden hacer un daño tremendo".
Anabitarte avisa que una desregulación similar en Suiza ha provocado una caída de más del 30% de precios.