Tras la firma del acuerdo, Ciolos aseguró que el documento "es un paso que permitirá aumentar la eficacia en la cooperación UE-China en la lucha contra la falsificación en el sector del vino y las bebidas espirituosas".

    Aunque no hay cifras oficiales sobre el volumen de falsificación de bebidas alcohólicas en China, se trata de un fenómeno ampliamente extendido en el país.

    El pasado diciembre, las autoridades chinas confiscaron 37.000 botellas de alcohol falsificado durante una noche solamente en uno de los barrios de ocio más populares de Pekín, y un mes después detuvo a 88 sospechosos por elaborar bebidas adulteradas, confiscando un volumen de alcohol valorado en 650.000 euros.

    Más allá de las pérdidas económicas, la distribución de bebidas alcohólicas adulteradas en China supone un problema de seguridad alimentaria que conlleva riesgos para la salud, ya que, además de producirse con un alcohol de menor calidad, también se añaden componentes químicos que pueden afectar a los riñones o al corazón, según los expertos.

    En este sentido, el comisario Ciolos destacó que el acuerdo "beneficiará también a los consumidores chinos, que seguirán disfrutando de productos seguros, diversos y de calidad".

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