Actualmente, los mayores niveles de aplicación se dan en hortalizas cultivadas bajo plástico, aunque existe campo para su extensión a otros cultivos al aire libre.
Belda ha destacado que en algunos casos, como el del pimiento, "ahora mismo es más barato" hacer el control biológico que el químico, mientras que en otros productos, los costes son similares.
No obstante, ha puntualizado que hacer control integrado con base en el control biológico otorga un valor añadido a la producción, "que no va a hacer que el precio se encarezca, sino que va a ser algo que en un futuro van a exigir los supermercados y las cadenas de distribución".
Ha precisado que cualquier agricultor, con el asesoramiento técnico adecuado al comienzo de la operación, puede aplicar por sí mismo un control biológico de su producción.
"Cuando se trabaja con depredadores parasitoides lo que intentamos es establecer un equilibrio de población entre la plaga y esos agentes para que no sobrepasen los umbrales de daño, y nunca se podrá pedir la misma reducción rápida que hacen los químicos", ha detallado.
Por ello, el manejo del control biológico tiene que ser más técnico, con sueltas que deben realizarse en el momento y a dosis adecuadas y con una vigilancia durante el periodo de cultivo para comprobar los niveles de plaga y del enemigo natural, "que deben estar en equilibrio".
Por último, Belda ha señalado que la clave de todos estos avances está en la investigación aplicada que hacen institutos y universidades, pero también las empresas, que han desarrollado muchos de los planes actuales de control biológico de plagas y enfermedades.