APAG Extremadura Asaja ha alertado de que la próxima campaña de aceituna en la región sufrirá una reducción notable, como consecuencia directa de la fuerte sequía que ha afectado al olivar durante los meses de septiembre y octubre. La organización agraria señala que la falta de precipitaciones y las altas temperaturas registradas en este periodo han provocado un fuerte estrés hídrico en los árboles y aunque empiece a llover «el daño ya está hecho».
Según explica la organización, el olivo, ante la ausencia de agua, ha desarrollado un proceso de autoconsumo del propio fruto para garantizar su supervivencia, lo que ha llevado a que mucha aceituna se haya secado antes de completar su ciclo de maduración. En numerosos casos, el fruto ha terminado cayendo al suelo de manera prematura, lo que afectará directamente al volumen final recogido por los productores.
AUNQUE LAS LLUVIAS PREVISTAS PARA LOS PRÓXIMOS DÍAS PUEDAN MEJORAR EL ESTADO GENERAL DEL ARBOLADO, EL DAÑO YA ESTÁ HECHO
A este respecto, APAG Extremadura Asaja recuerda que el último aforo estimado de producción para la región situaba la campaña en torno a las 77.000 toneladas de aceite. Sin embargo, la organización considera que esta previsión se verá reducida con toda seguridad.
Aunque las lluvias previstas para los próximos días (que ya han empezado) puedan mejorar el estado general del arbolado, el daño ya está hecho, y la aceituna que ha sufrido desecación no se recuperará. Ahora queda por ver cómo evolucionan los olivares que han resistido mejor este estrés hídrico y si las precipitaciones pueden ayudar a estabilizar el rendimiento del fruto restante.
Por otro lado, APAG Extremadura Asaja señala que el stock actual de aceite en España se sitúa en torno a 280.000 toneladas, una cifra que se considera ligeramente a la baja. Con una previsión de producción ajustada en Extremadura y en otras regiones productoras, la relación entre producción y consumo podría situarse este año en un equilibrio muy estrecho, lo que generará un mercado más sensible y dependiente de la evolución climatológica de los próximos meses.

Me coloco en medio del olivar y voy cogiendo una aceituna por cada gasto que tengo y con el precio marcado desde arriba . Que si gasoil, el arado, el carro, las labores, la mano de obra, dos por la sequía, las plagas…, las cuento todas y me voy a firmar el contrato. Firmo, hago de secretaria con el nuevo boletín diario, rezo para que no vengan a entretenerme los inspectores con la guardia civil, secundo la huelga, meriendo y ceno en la cola para entregar las aceitunas, me rompen el contrato, me cierran el puesto, incluso escucho que al vecino lo tratan de delincuente…
Pues resulta que no pueden pagarme lo que toca, vaya mala suerte. Y claro, como voy a molestar con mis tonterías al de la ley de la Ley de la Cadena, o al de AICA, o a la de Cooperativas, o a quienes compartan competencias que aunque cobren por ello, seguro que no tienen margen de maniobra para asegurarse que se cumpla la Ley porque eso siempre es de otro departamento. A pesar de que han marcado el precio de todos los gastos anteriores y lo coherente sería que también se hicieran cargo de garantizar el precio justo más una ganancia merecida y velar por cumplir el contrato. El próximo año volvemos a hacer manifestaciones, rellenamos un par o siete papeles más, triplicamos la jornada laboral en la cola para entregar el trabajo del día, nos quitamos el mendrugo de la boca para que sirva de abono a algún olivo y le seguimos riendo la gracia a Europa, a Agricultura y Pesca, a AICA, a Cooperativas, a Junta, a Diputación por defender de esta forma tan involucrada y empática al mundo rural. Porque cuanto menos dinero tengamos, más complicada será la inversión y todo será un dominó. Sin economía lo más posible será tener menos producción, y con menos producción, menos economía aún, y menos inversión, más desmotivación, más pobreza, más opciones de emigrar, tierras vacías, más huecos personales en el pueblo, más desinterés, dificultades en el relevo, ni dinero para comprar esas tierras, ni servicios en esos pueblos, y el continuo abandono, haciendo más vacío el mundo rural, más famélica su agonía.
Gracias por vuestra desidia, vuestro ninguneo, vuestra tradición ¿o quizás esté todo en la dirección que se pretende… ?
En fin, de aquellas aceitunas que cogí para poder pagar todos los gastos y contratiempos, me queda el hueso de tres porque incluso en el aceite nos timan. Espero que no haga mucho frío este invierno y me puedan ayudar a calentarme para ser también sostenible y sustentable sin gastar mucho más porque entre otras cosas tampoco tengo para gastar.
Gracias .