"Tenemos en cuenta qué alimentos, la cantidad y la frecuencia y el propio usuario puede visualizar qué hay que corregir, cambiando el alimento por otro de la misma familia o reduciendo la frecuencia o haciendo las raciones más pequeñas", ha subrayado Domingo.
Isabel Martorell, otra de las investigadoras que ha presentado el proyecto, ha comentado que "suele decirse que es más fácil cambiar de religión que de dieta, lo que queremos son pequeños cambios, pero que ayuden a una dieta más equilibrada".
Ribefood 2013 visualiza en un código de colores los nutrientes que aporta la dieta introducida por el usuario (rojo, mala; naranja, regular; azul, correcta y verde, excelente) y en otro código de colores los tóxicos (verde, aceptable; rojo, exceso y blanco, sin información ni límites legales).
Domingo ha explicado que hay tóxicos muy conocidos, como los metales pesados (mercurio, plomo y cadmio) con una legislación muy estricta que, con el paso de los años, se ha traducido en "una reducción de estos tóxicos".
Por contra, hay otros "contaminantes emergentes" de los que se sabe muy poco, aunque "sus efectos son negativos seguro" y que se irán incorporando a la aplicación a medida que se vaya teniendo más información.
La aplicación la ha desarrollado el Centro de Tecnología Ambiental, Alimentaria y Toxicológica, Tecnatox, en colaboración con la Universidad de Barcelona y el rector de la URV, Francesc Xavier Grau, ha elogiado el papel "intedepartamental e interuniversitario" del proyecto.
También ha elogiado la labor investigadora de Domingo, autor de la URV "más citado en publicaciones científicas" y ha subrayado el papel de "transferencia tecnológica" y de "retorno social" de la aplicación.