Un grupo de doce Estados Miembros de la Unión Europea, liderados por República Checa, Austria, Hungría, Italia y Eslovaquia, y respaldados por Francia, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Portugal, Rumanía y España, ha solicitado a la Comisión Europea la ampliación de la protección de las denominaciones de productos de origen animal, «utilizadas sin ningún tipo de sonrojo por parte de las empresas que elaboran productos de origen vegetal«.

El objetivo de esta demanda es claro: evitar que los productos de origen vegetal utilicen términos como “carne”, “huevo”, “miel” o “pescado” en su etiquetado.

Esta petición surge en un contexto de creciente presencia en el mercado europeo de productos vegetales que imitan, en apariencia, sabor y textura, a los alimentos de origen animal, creando confusión en la sociedad. Por ello, los países firmantes advierten de que «su etiquetado puede inducir a error al consumidor, especialmente en lo relativo a su composición y valor nutricional, sustancialmente diferentes a los alimentos de origen animal».

“NADIE CONOCE EL MOTIVO POR EL QUE ESTOS PRODUCTOS NO ESTÁN EN LOS LINEALES DE VERDURAS, SI SUS INGREDIENTES SON VEGETALES”

Por lo tanto, estos países consideran que «es esencial que los alimentos que emulan a los productos de origen animal, que usurpan sus denominaciones y el packaging no induzcan a error al consumidor en cuanto a su verdadera naturaleza. Incluso su ubicación en los lineales es un claro ejemplo de incongruencia con lo que se predica. Nadie conoce el motivo por el que estos productos no están en los lineales de verduras, si sus ingredientes son vegetales”, señala el director general de Anice, Giuseppe Aloisio.

“Es fundamental que se preserve la claridad en la información alimentaria. Es imprescindible que se practique un juego limpio y unas reglas claras. Los consumidores deben saber exactamente qué están comprando y consumiendo.  En realidad, aquí no se trata de la eterna pugna entre consumir carne o no, sino simplemente de llamar a cada cosa por su nombre. Lo lógico es que, si hay productos totalmente distintos, los nombres también tienen que ser totalmente distintos. A nadie se le ocurriría llamar “carnahoria” o “zanacarne” a un producto que tenga la forma y el color de una zanahoria, pero que esté elaborado con carne”, añade Aloisio.

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