Fundación Ingenio ha pedido impulsar el Servicio de Sanidad Vegetal para hacer frente al aumento de la presión de nuevas plagas que afrontan los agricultores murcianos. Para la Fundación, «el desmantelamiento del Servicio de Sanidad Vegetal, dependiente de la Consejería de Agua, Agricultura y Ganadería y Pesca, deja a los agricultores en una situación precaria frente a la propagación de nuevas plagas y enfermedades del campo, como lo es el trips (Scirtothrips aurantii) que está arrasando no sólo los cítricos sino al resto de especies cultivadas».
En este sentido, critican la falta de inversión y de decisión política en potenciar este Servicio de Sanidad Vegetal, al que le corresponde el mantenimiento y vigilancia de la red fitosanitaria de avisos agrícolas, entre otras funciones, «lo que supone una grave carencia de expertos en materias críticas para el sector agrícola y la Región en su conjunto».
En este sentido, Fundación Ingenio manifiesta que “es inaceptable que la Región de Murcia, que ha sido siempre referente nacional en Sanidad Vegetal y una comunidad líder en técnicas agronómicas, haya cambiado, como si de cromos se tratara, a los mejores técnicos sobre el terreno por inspectores, cuya única función es la de sancionar”.
La actual crisis sanitaria provocada por este artrópodo «es la punta de iceberg del estado actual de abandono en el que se encuentra los servicios de vigilancia de nuevas plagas o enfermedades. Los daños en las cosechas y la imposibilidad actual de control con las actuales herramientas autorizadas van a generar la pérdida de miles de toneladas de cosecha a nuestros agricultores, especialmente a los ecológicos, cuyos medios son más limitados».
Por ello, desde Fundación Ingenio «pedimos que se aborde de forma urgente esta emergencia sanitaria, sus relaciones con la industria transformadora y con el sector comercializador para evitar que gran parte de los frutos afectados por daños estéticos sean eliminados de la cadena alimentaria, en aras de garantizar la sostenibilidad de las explotaciones, reducir el desperdicio alimentario y potenciar a aquellos agricultores certificados bajo el sello de agricultura ecológica».