La Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), que afecta especialmente al ganado vacuno, aunque también a ciervos, está sacudiendo la mitad norte peninsular (especialmente las zonas más norteñas) desde junio y encara así una ola de contagios que ya vivió el sur peninsular hace un año donde no se reportan casos tras la elevada inmunización.

Este lunes, Cantabria, una de las más afectadas, actualizó sus datos confirmando un total de 85 animales afectados, de los que 19 han muerto.

Los sucesivos informes de actualización que emite el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación desde el 30 de junio pasado (cuando comenzó la nueva temporada de contagios) ponen de relieve que, salvo un caso al norte de Guadalajara, el resto de focos se han detectado en Castilla y León, Galicia, País Vasco, Cantabria, La Rioja y Cataluña.

Un comportamiento que se ciñe a lo previsto en función del conocimiento que se tiene de la enfermedad, según ha apuntado a Efeagro el profesor asociado en el Departamento de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y experto en ganado rumiante, Alberto Díez.

«Se están cumpliendo las previsiones» porque se auguraba que las reses que superaron la enfermedad generarían una inmunidad «potente y bastante efectiva»

LOS INTERROGANTES

A pesar de todo, son varios los interrogantes que aún quedan por desvelar sobre esta enfermedad nueva para la ganadería española; la EHE se detectó por primera vez en noviembre de 2022 y es transmitida por un pequeños mosquito.

La comunidad veterinaria se puso manos a la obra desde su detección en el país y empieza a resolver poco a poco algunas de las preguntas.

Precisamente, sobre inmunidad, los primeros estudios de prevalencia indican que el ganado genera anticuerpos suficientes para defenderse de la enfermedad en caso de que entre nuevamente en contacto pero no se sabe, por ejemplo, por cuánto tiempo.

Tampoco se conoce con mucha certeza el período de propagación aunque durante la campaña pasada el mosquito circuló de junio a noviembre: este año los primeros casos también comenzaron a detectarse a finales de mayo-principios de junio y está por ver hasta cuándo estará presente, especialmente en el norte peninsular.

En cuanto al impacto de la enfermedad, el índice de mortalidad permanece bajo, si bien los expertos ponen el foco principalmente en las secuelas que sufre el animal.

Se ha hablado de abortos, cojeras o infertilidad en los toros pero aún es pronto para determinarlos con precisión, a juicio de Díez.

Se están desarrollando estudios «masivos» y hay informes preliminares que evidencian la mayor incidencia de abortos en vacas infectadas durante la gestación; mientras que los toros que pasaron la enfermedad con más sintomatología también tienen una mayor probabilidad de infertilidad, aunque tienden a recuperarse conforme mejoran.

Los expertos han constatado asimismo que hay animales que tardan «muchísimo» en superar la cojera que les provocó la EHE.

¿QUÉ CABE ESPERAR DE LA VACUNA?

A primeros de julio, el grupo Zendal fue autorizado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) para producir y comercializar una vacuna para prevenir la EHE.

Díez valora la disposición de un suero que proteja de la enfermedad pero todavía ha sido poco suministrado a nivel de granja por lo que no hay datos reales sobre «eficacia o utilidad».

«Previsiblemente será -una vacuna- buena» porque es similar a la de otras enfermedades «que conocemos, como la lengua azul».

Cree que actualmente la inoculación del suero tendría «muchísimo sentido» en las zonas o países libres de la enfermedad que son colindantes a zonas ya infectadas.

En cambio, no sería muy útil por el momento administrarla en animales ubicados en zonas que recientemente han sido o son foco de la enfermedad porque gozan de «inmunidad natural» y de rebaño.

Lo previsible es que sigan apareciendo casos en las zonas del norte peninsular cuyo ganado tenga un menor índice de seroprevalencia frente a la enfermedad con la posibilidad de su llegada a zonas «vírgenes» colindantes.

No obstante, este experto apunta a que, conforme se superen esas olas, lo previsibles es lograr una situación «más estable» como la que ahora goza el sur peninsular aunque, de vez en cuando, pueda haber «pequeños picos» de mayor incidencia.

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