El Consejo sectorial de Cereales de Cooperativas Agroalimentarias de España ha realizado la primera estimación de cosecha que alcanzará los 20,09 millones de toneladas, repartidas en los 5,45 millones de hectáreas, según datos del MAPA, lo que supone un crecimiento del 93,6 % frente a la pasada campaña. En el arranque de la cosecha de cereales los servicios técnicos de las cooperativas, asentadas en todo el territorio nacional, prevén unos muy buenos rendimientos de 3,69 toneladas por hectárea, un 11% superior a la media quinquenal y ligeramente por debajo de la media de 5 años sin 2023.

Por cultivos, en trigo blando se alcanzarán los 6,3 Mt, en cebada 7,7 Mt, en maíz los 3,6 Mt, seguidos de los 0,9 Mt en trigo duro (durum), los 0,74 Mt de avena para grano, los 0,67 Mt de triticale y los 0,215 Mt de centeno.

Cabe destacar que la producción de cereales ha perdido 500 mil hectáreas comparadas con la media desde 2018, razón por la que la cosecha de 2024 se estima en 20,09 millones de toneladas, a pesar del magnífico rendimiento medio esperado este año, que es de 3,69 t/ha.

Tal y como han analizado los representantes del sector en Cooperativas Agro-alimentarias de España, la campaña climatológica ha tenido un comportamiento muy adecuado para el desarrollo de los cereales, en casi toda España. Las escasas precipitaciones de abril y mayo han impedido alcanzar unos rendimientos similares a los del año 2020, pero, aun así, el rendimiento medio es superior a la media de los últimos 5 años y muy similar al rendimiento medio, sin los datos de la desastrosa campaña 2023.

España es un país de secano, el 85 % de la superficie dedicada al cultivo del cereal se encuentra bajo este tipo de cultivo. Según los datos de Aemet, el valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2023 hasta el 21 de mayo de 2024 es de 534 mm, lo que representa alrededor de un 6% más que el valor normal correspondiente a dicho periodo.

En cuanto a las temperaturas, hasta el momento, se ha comportado de forma adecuada para el ciclo del cereal, evitando que los cultivos sufran estrés hídrico en los meses de abril y mayo, lo que ha favorecido una correcta formación de los granos y unos buenos rendimientos.

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