En un ambiente preelectoral y con protestas agrícolas que cuestionan la agenda verde y las medidas medioambientales resonando en el campo de varios países, la Comisión Europea propondrá esta semana un objetivo de recorte de emisiones de CO2 para la UE en 2040, que abre oficialmente el debate sobre cómo alcanzar la neutralidad climática a mitad de siglo.
La Ley Europea de Clima ya establece un recorte obligatorio de emisiones de al menos el 55% en 2030 y que en 2050 el bloque comunitario llegue a la neutralidad climática, es decir, que no libere más CO2 al que sea capaz de absorber. Y ahora toca concretar el grado de esfuerzo para la próxima década para poder legislar a continuación.
En los días previos al anuncio, el debate, las presiones y las especulaciones en Bruselas giran en torno a si el Ejecutivo que preside la democristiana alemana Ursula von der Leyen propondrá un umbral superior, igual o inferior a un recorte del 90% respecto a 1990, cifra que tendrán que respaldar después los Estados miembros y el Parlamento Europeo.
La comunicación llega a cuatro meses de las elecciones a la Eurocámara, que pondrán fin a la legislatura y renovarán los altos cargos de las instituciones comunitarias, incluido el de Von der Leyen, quien aún no ha anunciado oficialmente si aspira a la reelección, aunque se da por hecho.
El apoyo o rechazo de los grupos políticos a esa cifra servirá para alimentar el debate preelectoral, agitado actualmente por las protestas de los agricultores contra el alza de los costes y los escasos márgenes, pero también contra las exigencias de las medidas medioambientales del Pacto Verde Europeo.
AUMENTA LA PRESIÓN
La ONU urge a las economías ricas a alcanzar la neutralidad climática en 2040. Es el ritmo que reclama también la ONG ecologista Greenpeace, que considera que la UE debe ir más rápido porque tiene una mayor responsabilidad histórica en la crisis climática que otros países y porque sigue teniendo hoy en día «algunas de las emisiones per cápita más altas hoy en día».
Luxemburgo es el 11º país en CO2 emitido por persona en una lista que lideran Catar, Baréin y Brunei, según datos de 2020 del Banco Mundial.
Por su parte, el Consejo Asesor de Clima de la UE, órgano consultivo de expertos independientes, ha recomendado una reducción de entre un 90 y un 95 % y ha presentado una hoja de ruta por sectores mientras que once Estados miembros de la UE que lidera Dinamarca -y entre los que figuran Alemania, Francia o España- reclaman un objetivo «ambicioso» pero no traducen esa aspiración en una cifra concreta.
«Lo realmente importante es ahora», dice en una charla con la prensa el presidente de la comisión de Medioambiente del Parlamento Europeo, el liberal francés Pascal Canfin, quien cree que una meta del 90 % colocaría a la UE en «la trayectoria correcta» para alcanzar el cero neto a mitad de siglo y favorecería los intereses «económicos y geopolíticos» de los Veintisiete.
HARTAZGO AGRÍCOLA
La agricultura supone el 11% de las emisiones de CO2 de la UE y el sector es objeto de cambios normativos para liberar menos gases de efecto invernadero y reducir su impacto medioambiental.
Canfin intenta tender puentes con el campo, al igual que el conjunto de los gobiernos y las instituciones de la UE, que últimamente multiplican los gestos de acercamiento hacia agricultores y ganaderos.
El francés subraya que los ajustes climáticos del sector agropecuarios están lejos de ser suficientes, pero concede que están mal repartidos.
«Apuntamos a los propios agricultores, cuando son el eslabón más débil de la cadena de valor», dice.
Los poderes legislativos de la UE ya se han puesto a trabajar en repartir las cargas sobre «el conjunto de la cadena de valor del sector agroalimentario» e intentan alumbrar un sistema en el que «industrias y comercializadoras» transfieran fondos a los agricultores y ganaderos, avanza.
(Texto: Javier Albisu / Efeagro)
El campo es el principal actor a la hora de absorber CO2 de la atmósfera tras el ecosistema marino y los bosques.
Es absurdo fijar un porcentaje de reducción de emisiones y cargarlo principalmente sobre los hombros de los agricultores.
Lo más lógico y efectivo creo que será seguir avanzando en la instalación de energías alternativas, en la optimización del consumo y en la investigación de mejores soluciones energéticas hasta donde se pueda llegar y si es posible superar los objetivos que ahora nos parecen optimistas.