Vanessa Sánchez / Coordinadora de proyectos en Global Nature y responsable de temáticas de incidencia política
Las malas noticias sobre las consecuencias del cambio climático, la pérdida de polinizadores, los grandes incendios o las fuertes inundaciones se acumulan y mientras ocurren, hay una ley que está en juego cuyo principal objetivo es detener estas tendencias con criterios científicos: es la desconocida Ley de Restauración de la Naturaleza (LRN). Hablamos de una ley a favor de recuperar las garantías que necesitamos para que la Tierra siga siendo habitable en el futuro. Si simplificamos la propuesta a una frase, lo que pretende es rehabilitar, al menos, el 20% de los ecosistemas degradados de Europa de aquí a 2030.
Europa afronta el siglo XXI con una propuesta que permitiría que la naturaleza europea tuviera por primera vez en la historia, una protección real blindada con objetivos vinculantes a nivel nacional.
Tras un primer proceso en el Parlamento Europeo sobrevivió a una enmienda a la totalidad y fue aprobada el 12 de julio. Algunos partidos políticos que ya calientan motores ante las próximas elecciones europeas y el lobby agrario lograron que los bulos sobre sus posibles repercusiones calaran, tumbaron una gran parte de la ambición de esta propuesta de ley. Por un lado, limitaron la restauración de la naturaleza solo a los espacios declarados como Red Natura 2000, dejando fuera el resto de hábitats terrestres y marinos fuera de esta Red, y por otro lado eliminaron el principio de no deterioro de los ecosistemas, abriendo camino a excepciones como proyectos de interés público entre los que se cuentan las instalaciones de renovables.
De especial miopía y egoísmo resultan los recortes del artículo 9 que suprimió los objetivos de restauración de ecosistemas agrarios, sin darse cuenta de la gran oportunidad que representa para el sector agroalimentario de Europa.
¿Por qué? Porque cada día hay menos insectos como polinizadores, o por el papel que tiene el suelo en la mitigación del cambio climático. También desaparecieron los artículos referentes a la restauración de turberas y humedales, los ecosistemas que mayor stock de carbono almacenan, mucho más que los bosques, y que son joyas de biodiversidad.
Desde Global Nature creemos que sin biodiversidad no habrá seguridad alimentaria. Tras más de tres décadas trabajando por la sostenibilidad agraria con todo el sector, incidimos en el aviso de la ciencia (más de 6000 científicos europeos han apoyado la propuesta de ley). Muchos componentes clave de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura a nivel genético, de especies y de ecosistemas están en declive. Y además, ecosistemas clave como los humedales también se están destruyendo.
España no es un país muy competitivo en determinadas producciones, nuestro clima mediterráneo hace que nuestros rendimientos en sistemas en secano no sean los más elevados, sin embargo, España es un punto caliente de biodiversidad. Podemos presumir de ello, ¿por qué no sacarle provecho? Mecanismos como una comercialización basada en el valor añadido que supone producciones agrarias saludables y sostenibles son viables y rentables. Más allá de la cantidad, el consumidor europeo demanda calidad, e implícito en esta calidad está la conservación de la naturaleza.
La inversión en la restauración de la naturaleza es rentable: por cada euro de inversión se logran retornos de entre 8 y 38€ en servicios ecosistémicos.
Esta semana las negociaciones europeas podrían recuperar el artículo 9, pero también podría suponer el principio del fin. Lo único que está claro aún es la acuciada falta de conocimiento de una ciudadanía que no sabe lo que se está jugando.
Si si pero al lobby ecologista le da igual que luego nos tengamos que alimentar con productos que vienen de fuera de la UE sin respetar ninguna norma sanitaria ni ecológica.
Porque?
Pues porque de ahí no pueden sacar dinero para su chiringuito, no les importa ni la ecología ni la salud de las personas, solo mantener su negocio
Rubén, completamente de acuerdo contigo. No lo podrías expresar mejor.
Añado el absoluto desprecio por el hombre del campo, a quien los fundamentalistas ambientalistas urbanitas tratan como «invasor del medio ambiente natural, cuando en realidad hemos transformado la broza en ecosistemas riquísimos y variadísimos, como la dehesa, los prados, las vegas, etc, y con ello hemos evitado la malnutrición y el hambre.
El hombre , como especie, parte del campo desde antes del Neolítico y se sirve de él para alimentarse. Son ellos, los urbanitas, los que lo abandonaron para hacinarse en ciudades (muy ecológico) y ahora, desde ellas, nos quieren imponer cómo debemos comportarnos nosotros, los del campo. Eso sí, mientras los alimentamos (que parece que lo olvidan o, en su desconocimiento, lo ignoran).
Yo soy agricultor, y debo decir lo siguiente: hasta que se desarrolló la revolucion verde, el equivalente a la revolucion industrial en agricultura, la seguridad alimentaria era inexistente. La agricultura «tradicional», sin uso de medios técnicos y científicos, no aseguraba la alimentación de la población, y las hambrunas eran continuas. La malnutrición explica en buena parte que la esperanza de vida antes de la industrialización fuera muy inferior a la actual. Es sencillamente falso creer que se puede alimentar a la gente sin el uso de la tecnología y la ciencia.
Además, la única manera de proteger eficazmente el medio ambiente es producir mas en menos superficie (es decir, mejorar la productividad), lo que se logra con la modernización y tecnificación, no dando pasos atrás. Lo que hay que hacer es favorecer el desarrollo de fitosanitarios mas eficaces, prácticas agronómicas mejores etc. Dejad que los agricultores cuiden su medio de vida y dejáos de simplezas.
Lo de siempre: populismo ecologico para camuflar un nuevo ataque directo a la seguridad alimentaria y a la prosperidad. Creo en la necesidad de proteger la biodiversidad, pero no «restaurando» paisajes antrópicos que no tienen nada que restaurar, y menos a costa de la agricultura y ganadería. El paisaje rural debe cuidarse de forma compatible con la economia y la independencia alimentaria. Lo demás es suicida (e innecesario)
Por ciento, el apoyo de ciertos cientificos no significa que EL CONSENSO de los científicos especializados en temas medioambientales sea apoyar esta ley. Y cuidado con los intereses económicos de los lobbies ambientalistas.
En resumen: mas de lo mismo, ideología climatista y , en el fondo, odio al progreso y la prosperidad con un barniz de «cientifismo» para engañar a los que no saben.
A los agricultores no les interesa esta noticia, total, no tienen ni idea o pasan totalmente, por desgracia.
Soy agricultor, propietario de dos fincas de 155 y 30 hectáreas, en agricultura ecológica. La Ley de Restauración de la Naturaleza para mi se queda muy corta. No entiendo cómo nos podemos negar a que se restaure un 20% de los espacios agrarios. En general el agricultor es sensible, y hay mucha gente a la que le preocupa y es consciente de la degradación que ha sufrido el campo en las últimas décadas a causa de la agricultura intensiva. Los intereses que hay en otras esferas por vendernos productos químicos es lo que nos está matando con su manipulación, nos está engañando y está viviendo de la agricultura y a costa de los agricultores desde los despachos y las fábricas de productos y sus distribuidores e intermediarios.
Los agricultores no deberíamos entrar en su juego. Se puede hacer un uso más sostenible de la tierra y otro tipo de agricultura, y se puede trabajar en restaurar un 20% de la tierra sin que eso ponga en riesgo la producción agrícola y la economía de los agricultores. Esta lucha se libra desde los despachos de las fábricas de productos químicos y sus medios afines.
Y nos usan de excusa y parapeto para conseguir sus objetivos en el Parlamento Europeo, presionando para que no se les caiga el negocio. Dejen de hablar de los agricultores y hablen con claridad de quiénes están detrás de ese lobby agrícola. Ojalá que esa Ley salga adelante en todos sus términos para los que fue diseñada, y ojalá volvamos a ver los campos como algunos los conocimos.