Alrededor de 500 viticultores franceses de los departamentos de Aude y de los Pirineos Orientales bloquearon este jueves 19 el paso fronterizo con España de Le Perthus para exigir el fin de las importaciones españolas de vino y durante la manifestación también han destruido un envío de tomates procedentes de España y han quemado varias ruedas de vehículos.

Los manifestantes, que quemaron neumáticos en el peaje de la autopista en Le Boulou, procedieron al filtrado de los vehículos que entraban desde España y saquearon un camión con tomates, cuya carga vaciaron en el asfalto.

Las fuerzas del orden permanecieron a distancia sin intervenir, al menos en un primer momento.

La Prefectura (delegación del Gobierno) de los Pirineos Orientales) explicó, en un mensaje enviado a Efeagro, que los viticultores habían cerrado completamente la entrada 43 de la autopista en Le Boulou y habían reducido en el peaje el paso a dos carriles, por los que dejaban circular a los vehículos ligeros y a «algunos camiones» después de filtrarlos.

RESPONSABILIZAN A LAS IMPORTACIONES ESPAÑOLAS DE ESTAR PROVOCANDO EL HUNDIMIENTO DE MUCHAS EXPLOTACIONES EN EL SUR DE FRANCIA

La Prefectura advirtió de que preveían «fuertes ralentizaciones» y pedía que se evitara esa zona.

Una parte de los manifestantes había comenzado su acción en Narbona, donde el presidente del Sindicato de Viticultores de Aude, Frédéric Rouanet, anunció que iban a «detener las importaciones españolas de vino», a las que acusan de estar provocando el hundimiento de muchas explotaciones en el sur de Francia con precios muchos más bajos que los suyos.

Sus quejas se dirigen en particular contra el vino a granel que llega de España y que en la mayor parte de los casos se embotella en Francia para su comercialización.

Los viticultores piden a las autoridades francesas también ayudas para pagar las cotizaciones a la Seguridad Social, la transformación de los préstamos garantizados por el Estado en créditos bonificados o medidas bancarias de apoyo para los problemas de tesorería.

Los últimos incidentes de similares características se produjeron en 2017, provocando no solo muchas críticas sino serios problemas en los Gobiernos de España y Francia.

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