Fermín Sánchez Navarro / Director General de GRUVENTA
La salida del Reino Unido de la Unión Europea conocido popularmente como “Brexit” es evidentemente muy negativo para los intereses del sector hortofrutícola español, ya que este país es un gran mercado importador de nuestras frutas y hortalizas.
Aprobado el “Brexit”, Reino Unido será un país tercero, lo que evidentemente es muy poco favorable para los intereses de nuestro sector. Atendiendo a los datos facilitados por Aduanas, en 2015 España exportó hortalizas y frutas a Reino Unido por valor de 1.781 millones de euros y 1.566 millones de kilos
Destacan las mandarinas con 152 millones de kilos y 147 millones de euros, los tomates con 146 millones de kilos y 146 millones de euros, lechuga con 119 millones de kilos y 108 millones de euros, naranja con 111 millones de kilos y 71 millones de euros, bróculi y coliflor con 102 millones de kilos y 119 millones de euros, de cebolla se exportaron 101 millones de kilos por 38 millones de euros, de pepino 80 millones de kilos por 59 millones de euros, de melocotón y nectarina 73 millones de kilos y 76 millones de euros, de melón 61 millones de kilos y 34 millones de euros, de pimiento 61 millones de kilos y 73 millones de euros, de uva 49 millones de kilos y 118 millones de euros y de sandía España exportó en 2015 a Reino Unido 47 millones de kilos por un valor de 19 millones de euros.
Tras los resultados del referéndum celebrado en el Reino Unido, por los que queda aprobada la salida de este país de la Unión Europea (UE), pasará a ser un país tercero, en el ámbito del comercio internacional.
Es cierto que la salida del Reino Unido de la UE no implica que se terminen las exportaciones, pero sí que se realizarán en otras condiciones distintas. La más evidente es la caída en la cotización de la libra con respecto al euro, con lo que la fijación de precios en las diferentes operaciones comerciales traerá consigo una situación complicada para los actores de nuestro sector.
Habrá que esperar, a ver qué ocurre durante los próximos meses, y especialmente, durante el periodo transitorio hasta que la salida sea efectiva, pero el sector tendrá que adaptarse al nuevo marco socio-económico del Reino Unido, como un país ya fuera del entorno europeo, con las desventajas que ello traerá consigo.
No obstante, quizás Escocia pueda forzar un nuevo referéndum y las cosas podrían cambiar totalmente, pero hasta que ello ocurra, el panorama es muy poco halagüeño para nuestro colectivo hortofrutícola.
Hay que partir de que los resultados del referéndum no activan automáticamente el artículo 50 del Tratado de Lisboa. Es necesaria la notificación formal del Ejecutivo británico. Los asesores de Downing Street consideran que habría que esperar seis semanas para preparar todos los retos que hay que afrontar. Son conscientes de que una vez se active la notificación, las negociaciones -en las que Londres no tendrá ni voz ni voto- no podrán extenderse más de dos años, a menos que el resto de Estados miembros quieran ampliar el plazo oficial. Se baraja también la posibilidad de que, durante estos 24 meses, Reino Unido podría en algún momento dar marcha atrás en el hipotético caso de que el trato ofrecido por Bruselas sea muy pobre. Ningún artículo en el Tratado de Lisboa impediría que Londres convocara otro plebiscito.
Las negociaciones están siendo más complicadas de lo que habían vaticinado los euroescépticos. Su optimismo sobre un nuevo acuerdo comercial era infundado. Al fin y al cabo, el 44% de las exportaciones del Reino Unido va a la UE, frente al 8% extracomunitarias. El acuerdo comercial sobre los servicios financieros también está atascado. Irlanda, mientras, aprovecha la oportunidad de acabar con el dominio de la City para atraer negocios con su atractivo impuesto de sociedades. Londres ve también dificultades para cerrar el acuerdo comercial deseado con China.
Por su parte, La Cámara de los Comunes estudia qué modelo sería el más apropiado para seguir a partir de ahora. Noruega, Islandia y Liechtenstein son miembros del Espacio Económico Europeo (asumen la libre circulación de personas). Suiza, sin embargo, tiene acuerdos bilaterales. Si finalmente Reino Unido no forma parte del mercado único, deberá negociar con el resto de Europa bajo normas de la Organización Mundial del Comercio. En ese caso, tendrá que decidir cuáles de los 6.987 reglamentos directamente aplicables de la UE tendrían que ser reemplazados por la ley británica.