La Fundación de Estudios Rurales ha hecho públicos sus premios en la categoría ‘Orgullo Rural’, con los que completa el plantel de galardonados en este 2023. En esta ocasión, la fundación de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos ha premiado la labor de sus trabajadores y trabajadoras en todas sus oficinas; a la pareja aragonesa formada por un agricultor y una alcaldesa, Daniel y María Lina, y a la emprendedora aranesa Lara Iglesia.
PREMIO A LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DE UPA
La Fundación de Estudios Rurales ha otorgado uno de los premios Orgullo Rural 2023, de forma colectiva, a los trabajadores y trabajadoras de los servicios técnicos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en toda España.
Los y las «técnicos» de UPA conforman un importante colectivo formado por más de trescientas personas que desarrollan su trabajo en las más de cien sedes de la organización en toda España. Con este galardón, la Fundación quiere destacar la encomiable labor de estos profesionales, que suponen el punto de contacto más directo entre los afiliados y afiliadas y la organización, con un compromiso que excede lo profesional.
PREMIO AL EMPRENDIMIENTO FEMENINO
Otro de los premios Orgullo Rural 2023 ha recaído en la emprendedora rural, piloto profesional y fundadora de Pirineos Drone, Lara Iglesia. Lara Iglesia es merecedora de este reconocimiento por su labor ejemplar emprendiendo desde una zona rural como es la Val d’Aran, en el Pirineo de Lleida.
Con su empresa, Pirineos Drone, demuestra que es posible emprender, innovar y crear empleo desde una zona rural en un sector plenamente tecnológico, y bastante masculinizado, como es el del pilotaje de drones.
EL SIMBOLISMO DE UN PROYECTO DE VIDA COMÚN
La Fundación de Estudios Rurales ha concedido otro de los premios Orgullo Rural 2023 al agricultor y ganadero Daniel Pellejero, de Lanzuela (Teruel), y a la alcaldesa María Lina Hernando, de Mainar (Zaragoza).
La historia de Daniel y María se ha convertido en ejemplo de verdadero orgullo rural, inspirador y emotivo, al viralizarse una original acción que Daniel llevó a cabo en una de sus parcelas: El agricultor sembró cereal conformando un corazón con su inicial y la de su novia, María. Una vez sembrado, esperó pacientemente al crecimiento del cultivo para ver culminada su romántica acción.
Esta acción supera lo anecdótico para convertirse en simbólica. Daniel declara su amor a su pareja mediante la siembra de su campo, como una suerte de poeta dedicando un verso a la persona amada. La acción se convierte en ejemplo de vida y de futuro desde el medio rural.