El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha asegurado, en el arranque del Congreso Mundial de la Viña y el Vino, que el desarrollo tecnológico es clave para afrontar los desafíos de futuro del sector vitivinícola y situarlo a la vanguardia. La incorporación de las nuevas tecnologías que combinen la tradición y la modernidad en los procesos productivos y de comercialización permitirán al sector seguir avanzando con garantía de éxito.
El 44º Congreso Mundial de la Viña y el Vino, organizado por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) y por el propio ministerio, se celebra del 5 al 9 de junio entre Jerez y Cádiz bajo el lema “la viticultura y las tecnologías de la información”, reuniendo a más de 800 especialistas del sector vitivinícola de 45 países.
En su intervención, el ministro ha subrayado la importancia de que los países vitivinícolas compartan sus conocimientos para poder afrontar con garantías los principales desafíos del siglo XXI, que pasan por “conseguir la sostenibilidad en sus tres vertientes: social, económica y medioambiental”. Ha recalcado que España, como líder del sector vitivinícola, “quiere y debe estar a la vanguardia y ser protagonista a la hora de alcanzar estos objetivos”.
“Todos debemos sentirnos muy orgullosos de la vitivinicultura y de formar parte de ella”, ha dicho Planas, “ya que promueve un avance ordenado del sector para alcanzar la triple sostenibilidad, la transformación digital del campo a la mesa y el fomento del consumo responsable”. Se trata de “un sector inquieto y vanguardista, capaz de abrir caminos en el mundo agroalimentario”. Por eso, considera fundamental contar con las reflexiones de las distintas ponencias científicas que se van a presentar en este congreso, para dar respuesta a los rectos del sector y mejorar en productividad, comercialización y consumo.
Según ha indicado, el vino es una producción emblemática de nuestro sistema alimentario. Con unas 940.000 hectáreas de viñedo, España es el país con mayor superficie del mundo, el tercer productor mundial de vino y el primer exportador en volumen, con unos 27 millones de hectólitros. Para el ministro, este sector tiene un carácter estratégico, no solo por su valor económico, sino también por su aportación a la cohesión territorial y al desarrollo de amplias zonas rurales, además de poseer una dimensión cultural e histórica muy relevante.
Asimismo, Planas ha resaltado los altos estándares de calidad de los vinos españoles, que cuentan con 144 indicaciones geográficas; y el valor del cultivo ecológico, que en España supone cerca del 15 % de la superficie de viñedo.
SOLUCIONES INNOVADORAS
Por otra parte, ha valorado los esfuerzos del sector en la búsqueda de soluciones innovadoras, en particular en la incorporación de la digitalización, para lo que han contado con las ayudas de innovación financiadas por los programas de desarrollo rural. Las innovaciones propuestas están sobre todo centradas en la búsqueda de métodos alternativos para el control de plagas y enfermedades, y en avanzar en la comercialización, la fertilización, la huella de carbono, la economía circular y la mitigación del cambio climático.
También ha resaltado la preocupación del sector por ofrecer más información al consumidor, con procedimientos como el etiquetado digital, que permite la identificación de todos los actores de la cadena de suministro. Para el ministro, el diálogo entre productores y consumidores es fundamental porque cuanta más información compartan, mayor será la confianza y el gusto por consumirlo.
Planas ha asegurado que las nuevas tecnologías son también una herramienta de gran valor para escuchar a los nuevos consumidores, nacionales e internacionales, y poder adaptarse a sus gustos y criterios de selección. Asimismo, ha incidido en la necesidad de fomentar el consumo responsable de vino, “como un aspecto clave que, sin duda, necesitamos mantener como referencia de este sector”.
De igual forma, Planas ha destacado el valor de los viñedos y bodegas, “un sector muy querido que constituye un ecosistema donde no solo se elabora un producto de altísima calidad, sino que además significa vivencia social, económica, territorial y cultural”. Por eso, “el enoturismo ya es parte fundamental de nuestra cultura”.
El Congreso Mundial de la Viña y el Vino tiene lugar del 5 al 9 de junio en las ciudades de Cádiz y Jerez de la Frontera. Esta es la quinta vez que España es la sede de este congreso, tras los celebrados en Barcelona (1929), Córdoba (1973), Madrid (1992) y Logroño (2006). En esta ocasión, la delegación española está formada por 40 representantes de universidades y centros de investigación, sector vitivinícola, comunidades autónomas, consejos reguladores de las denominaciones de origen y del propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Este congreso marca el inicio del centenario de la OIV, máxima autoridad científico-técnica en el ámbito de la viticultura y la enología. Fundada en 1924, con España como país cofundador, la OIV tiene entre sus principales objetivos armonizar las prácticas y normas del sector a nivel internacional y promover y orientar la I+D.