Según Naciones Unidas, 24.000 personas mueren de hambre cada día en el mundo. Una cifra inaceptable, según ha señalado el decano del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias, Francisco González, con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada 16 de octubre. En la actualidad, disponemos del los conocimientos y la tecnología necesaria para producir alimentos para todos, ha comentado el decano.

«Los ingenieros agrónomos seguimos trabajando en el desarrollo de nuevas técnicas de producción y mejora de los cultivos, con nuevas especies y semillas, más resistentes a plagas y climas extremos, y mejoradas genéticamente», ha añadido.

En este sentido, defiende que «las mejoras también se pueden medir en términos de calidad y distribución de los productos, que hoy pueden llegar a cualquier parte del mundo. Nuestras industrias alimentarias también son más modernas y eficientes, y nuestros profesionales están mejor preparados para afrontar los nuevos retos del sector agroalimentario».

NO DEJAR A NADIE ATRÁS

Pero según Francisco González, «aún nos queda por superar el reto más importante: mejorar el acceso a los alimentos, la verdadera barrera para erradicar la pobreza alimentaria que sufren millones de personas en el mundo».

La pandemia y la crisis de precios han llevado los índices de pobreza a niveles nunca vistos. Según Naciones Unidas, unos 800 millones de personas, la décima parte de la población, padecen subalimentación en el mundo. En España la cifra de personas que padecen pobreza alimentaria ya supera los seis millones de personas. Y según un estudio de la Universidad de Barcelona, más del 13% de los hogares no tiene una dieta adecuada, en cantidad y calidad, por la falta de recursos.

Por eso, asegura el decano del COIACC, «la ingeniería agronómica ha puesto las herramientas necesarias para afrontar este desafío, hay los conocimientos y la tecnología necesaria, ahora falta voluntad política para romper esta barrera definitivamente».

Desde el Colegio, se comprometen a seguir trabajando, junto a las administraciones y el resto de agentes del sector, para desarrollar e implantar todas las estrategias necesarias con ese fin, «tal como nos comprometimos durante la Exposición Mundial de la Alimentación celebrada en 2015, donde se presentó el Pacto de Milán sobre Políticas Alimentarias Urbanas con el objetivo de desarrollar sistemas alimentarios sostenibles, basados en los principios de sostenibilidad y justicia social».

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