Ban recordó que una de cada tres personas vive en un país con escasez de agua y que para 2030 "casi la mitad de la población mundial podría afrontar escasez" de este recurso.
También recordó que cada vez hay más competencia entre agricultores, ganaderos, ciudades e industrias para lograr el acceso al agua.
"El cambio climático y una población que crece en número y en prosperidad significan que debemos trabajar conjuntamente para proteger y gestionar este recurso frágil y limitado", insistió.
Ban apuntó especialmente a la agricultura como un área "en la que se necesita cooperación e innovación", puesto que es "de lejos" el mayor usuario de agua dulce en todo el mundo.
Según el secretario general, cada vez es más urgente conciliar la demanda de agua para agricultura con el uso doméstico e industrial, especialmente en la producción de energía.
Ban Ki-moon resaltó también el reto que supone el saneamiento de las aguas usadas, especialmente ante el incremento de la población mundial, así como los problemas que puede generar el cambio climático en el suministro del líquido.
"El cambio climático también presenta una creciente amenaza para la productividad y la seguridad alimentaria", agregó.
La presión en el suministro de agua, que se agravará a causa del cambio climático, puede hacer que este recurso sea considerado tan crucial como la seguridad nacional, según un informe divulgado el viernes por ONU Agua, que apunta a que podría haber más conflictos por este motivo.
Por ello, señala que hay un creciente apoyo a la idea de que la seguridad de acceso a suministros de agua se incluya entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El informe recuerda que en 2011 la sequía forzó a unos 185.000 somalís a refugiarse en países vecinos.
El documento presenta una nueva propuesta de ONU Agua para definir qué significa la seguridad de acceso a este recurso.
Así, la define como "la capacidad de una población para salvaguardar el acceso sostenible a cantidades adecuadas y de calidad aceptable de agua para sostener sus modo de vida, el bienestar humano y el desarrollo económico, para asegurar la protección contra la contaminación y los desastres acuáticos".
España coincidió con el secretario general de la ONU en la necesidad de incrementar la cooperación internacional en este terreno y presentó como ejemplo su modelo de gestión del agua, que se ha extendido a otros programas, especialmente en Latinoamérica.
El secretario de Estado español de Medio Ambiente, Federico Ramos, señaló que el país, por sufrir períodos de escasez y sequía, tiene una "amplia tradición" en la gestión del agua y quiere compartir su experiencia y conocimientos con la comunidad internacional.