La situación política y económica mundial está comenzando a afectar de manera importante a la seguridad alimentaria. A nivel internacional, ya se contemplan escenarios de carestía de alimentos para capas muy importantes de la población, situaciones que parecían vencidas asoman de forma preocupante, fruto de la inestabilidad geopolítica, que ha derivado en crisis energética, y por una coyuntura climática desfavorable para las producciones agrarias. Una tormenta perfecta con la que tienen que lidiar los ingenieros agrónomos y que, sin duda, será protagonista en los meses de crudo invierno que se avecinan, por lo que señalan que el medio rural es una pieza clave de la seguridad alimentaria.
El mundo rural es el actor fundamental que puede garantizar la seguridad alimentaria, custodiar el territorio y, en la coyuntura actual, mitigar la crisis energética. Su labor es ahora estratégica y fundamental para garantizar la seguridad alimentaria de la población. Esto significa no solo proporcionar productos saludables para el bienestar de las personas, sino también asegurar la cantidad suficiente de alimentos, que sean próximos y accesibles para todos.
“Muchos de los problemas que llevan copando las cabeceras de los medios de comunicación y constituyen las principales preocupaciones de la ciudadanía tienen su solución en el medio rural: el precio de la cesta de la compra, los incendios forestales, el despliegue de las energías renovables, la custodia del territorio, o la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, pasan por desplegar todas las herramientas tecnológicas de las que ahora dispone la ingeniería agronómica”, afirma Mª Cruz Díaz Álvarez, colaboradora del Instituto de Ingeniería de España.
“EL MEDIO RURAL ES CLAVE PARA GARANTIZAR LA SEGURIDAD ALIMENTARIA”
La búsqueda de la eficiencia es un punto crítico, para el sector agroalimentario. Los límites de nuestro planeta están obligando a gestionar los ecosistemas, la biodiversidad y los recursos naturales con criterios de economía circular, y para ello el papel de los ingenieros agrónomos resulta vital, porque son los responsables de conectar los biosistemas, para producir alimentos de calidad, de manera eficiente y sostenible.
Y añade: “Por ejemplo, si conseguimos minimizar el impacto energético en la producción de alimentos, podemos reducir el coste de la cesta de la compra y mejorar tanto la huella ambiental de la producción como las rentas de los agricultores”, señala la Díaz, quien sentencia con una frase: “el medio rural es clave para garantizar la seguridad alimentaria”.
Eso pasa por desplegar todas las opciones de economía circular, incrementar la eficiencia en la producción y, muy especialmente, reducir el desperdicio alimentario en todas las fases del ciclo alimentario.
Los ingenieros agrónomos proponen desplegar una producción de alimentos eficiente, que incorpore la economía de la energía y los recursos naturales, genere nuevas rentas, por la prestación de servicios ambientales, y que todos los insumos y energía empleados para la producción sean efectivos, es decir, que lleguen a nuestra mesa y no se queden por el camino.
La Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos (ANIA) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos (CGCOIA), organizan este V Congreso, que se celebrará en Lleida del 26 al 28 de septiembre, y que pondrá en valor el importante rol del mundo rural para garantizar la seguridad alimentaria de la población.