Cristóbal Aguado / Presidente de AVA-ASAJA
No puedo estar más de acuerdo con Baldomero Segura, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos, cuando dice que “preguntarnos si nos podemos permitir los regadíos que tenemos es como preguntarnos si sobramos personas”. En efecto, el regadío “no es un capricho” ya que su función es, en última instancia, garantizar “nuestra mesa”.
Por ello, antes de plantearse reducir la superficie de regadíos en España, lo que deberían hacer nuestros políticos es analizar objetivamente todas las actuaciones que, con la tecnología actual, pueden aplicar para almacenar, distribuir y emplear de manera eficiente la máxima cantidad de agua.
Me refiero a desarrollar una red de distribución de los recursos hídricos, que no es otra cosa que trasvasar, de donde hay a donde falta, del mismo modo que se hace con el gas, la electricidad o cualquier recurso de interés para la sociedad. Me refiero a recipientes que permitirían aumentar el almacenamiento de agua cuando llueve para aquellos momentos en los que escasea: pantanos, balsas de riego, miniembalses cerca de la costa, incluso infraestructuras para integrar las aguas de las tormentas en la recarga de los acuíferos y para incorporar las aguas regeneradas de las depuradoras de las ciudades. Me refiero a incorporar a la gestión hidráulica nuevas tecnologías como sensores, big-data, inteligencia artificial, etc.
Porque, como sabemos los agricultores que hemos padecido más de una sequía, “quien no guarda cuando tiene, no come cuando quiere”. Parece que esos políticos de despacho cerrado y aire acondicionado que no pisan tierra no lo tienen tan claro.
Sugieren renunciar a nuestros regadíos, pero al mismo tiempo no desean que las neveras se vacíen ni que haya menos disponibilidad de alimentos. Entonces, realmente lo que están defendiendo es comprar los alimentos de fuera a países terceros lejanos. Y eso –obviando la pérdida de soberanía alimentaria, la generación de riqueza en toda la cadena alimentaria o la fijación de población en el medio rural– si lo vemos desde un punto de vista medioambiental, viene a decir que no quieren menos contaminación, sino que la quieren exportar a otros continentes: primero produciendo alimentos de manera más contaminante que los nuestros que están sujetos a los estándares europeos y, luego, transportándolos desde miles de kilómetros, y no precisamente con el catamarán de Greta.
Sus filosofías baratas no están justificadas ni económica, ni social ni ambientalmente. Pero es que, además, esos políticos demuestran ser unos vagos porque, en lugar de buscar soluciones y trabajar en su aplicación, que es por lo que cobran, no están dispuestos a esforzarse y optan por lo más sencillo: prohibir y recortar regadíos. ¡Pero qué absurdo es apostar por el secano! En pleno siglo XXI, con una revolución digital que abre múltiples posibilidades, pretenden dejar a los agricultores sin saber si al final de la campaña la climatología permitirá lograr una mínima producción. ¿De verdad creen que puede existir un negocio estable que dependa del azar del clima?
No se han parado ni un minuto a leer que el regadío multiplica por seis la productividad, por cuatro la renta de los agricultores y por tres el empleo por unidad de superficie respecto al secano. En un mundo en el que hay más de 7.000 millones de personas y seguramente llegaremos a los 9.000 millones, en lugar de cuestionarse el regadío lo razonable sería pensar cómo vamos a alimentar a toda la población.
A esos políticos que tanto pregonan la lucha contra el cambio climático hay que decirles que la agricultura del futuro es con agua o no será, que si hay un aliado imprescindible ese es el bosque verde cultivado que no se quema y que frena incendios, sobre todo los bosques de frutales de hoja perenne que fijan CO2 todos los días del año.
Ahora que otros países de Europa empiezan a sentir los estragos de la sequía hay que recordarles que un manto verde en la cuenca mediterránea resulta necesario para detener el desierto y aliviar los efectos en el centro y norte del continente. Así lo constatan los científicos, que son a los que deberíamos escuchar para tomar decisiones.
Viendo patatas, aceitunas o uvas con problemas para alcanzar su óptima maduración por estrés hídrico, y viendo imágenes insólitas en ríos de Francia, Alemania o Inglaterra, más de uno estará pensando: “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Pues eso, manos a la obra. A estudiar e implementar toda clase de infraestructuras y tecnologías que están a nuestro alcance con la finalidad de almacenar, distribuir y, lo que es lo mismo, trasvasar todo el agua necesaria para llenar nuestra cesta con alimentos de la máxima proximidad, frescura, trazabilidad, seguridad alimentaria y sostenibilidad medioambiental.
Este tio habla en serio? De verdad se cree lo que dice?
Apañaos vamos
Vaya impresentable
Pobre curilla. Le habeis dado hasta en el carne de identidad. El no tiene la culpade ser así
Aguado, la sarta de chorradas que dices es como de manual para demagogos catetos. Pero, bueno allá tú. Ya estás tardando en pedir sacar los tractores por la capital para pedir a los social-comunistas que llueva.
Lo que no te perdono es que en la lista de posibles soluciones al problema has olvidado el rezo a San Isidro en las escuelas.
Aguado, otra muestra de la baja categoría del sindicalismo agrario español.
Mentiras y falsedades, bien mezcladas con propuestas absurdas y disparates varios. No hay ni agua pal secano y nos viene con estas yse quedará tan pancho
Qué pena
Evidentemente este Sr.tiene una animadversión gratuita contra Greta porque podía haber escrito el artículo sin nombrarla, el hecho de hacerlo desvirtua su artículo y lo hace menos creible , ya nos dice de donde va a sacar agua : de los trasvases, de la construcción de nuevos embalses de guardar una agua que todavía no ha caido del cielo. En fin una propuesta manida y un poco rancia. Vea Vd.que he sido capaz de escribir esto sin nigún insulto.Aprenda por favor.
Este tipo menciona a Greta en un burdo intento de insinuar que el ecologismo es el causante de la amenaza del fin del regadío. Siempre llegamos a lo mismo.
La verdad es que nunca sabremos si de haber seguido los postulados verdes, que llevan décadas avisando de que la situación actual podría llegar a darse, nos encontraríamos ahora con mayores reservas de agua. Desde luego, no peor.
Lo que si es cierto es que si mínimamente se hubiera prestado algo de atención a las advertencias, no se habría permitido, por ejemplo, que la eléctricas vaciaran los pantanos el año pasado a fin de obtener energía barata para luego venderla a precio de oro.
Pero contra ellas, jamás apuntará el Sr. Aguado.
Es mejor, abrir el cajón de lo manido y fingirse muy culto hablando de tecnologías avanzadas, infraestructuras, redistribuciones, etc, etc… Todo esto, obviando, la tendencia actual de bajada de impuestos para pagar esas cuantiosas inversiones, y con el objeto que el beneficio se lo lleven unos cuantos, los mismos que le posibilitan permanecer en su poltrona de oro.
Sr.mío, no se equivoque: el agua es de todos. Y hace bien en criticar a los políticos aunque equivoca los motivos. El pecado de nuestros dirigentes es hacer caso a unos cuantos, entre ellos usted, y dar prioridad a los intereses de otros muchos más poderosos que usted en contra del interés común.
Y ahora. a menos que aprendan la danza de la lluvia o la naturaleza nos dé una nueva oportunidad, los regadío terminarán pasando a la historia.
Lo quiera usted o no.
Amén
Betnabe si te presentas a la elecciones te voto