«La ausencia de precipitaciones durante el verano, unido a las olas de calor, han generalizado la percepción de que estamos inmersos en una situación de sequía y falta de agua, pero analizando los datos existentes sobre precipitaciones, la cuenca del Tajo se encuentra en situación de normalidad en lo que respecta a las lluvias recibidas en el conjunto del año hidrológico». Ésta es una de las conclusiones plasmadas por la Cátedra del Tajo UCLM- Soliss en el boletín número 6 de la serie ‘La Cátedra responde’, donde analizan los datos existentes sobre precipitaciones y reservas de agua para saber si realmente atravesamos un periodo seco y si, en tal caso, debieran establecerse medidas desde las administraciones públicas.
En este sentido destacan que, desde el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico se utiliza el Índice Estandarizado de Precipitaciones (SPI) que muestra si nos encontramos en una situación húmeda, normal o seca, de modo que los valores positivos del SPI indican una precipitación superior a la media y los valores negativos del mismo una precipitación inferior, considerándose como un periodo normal los valores comprendidos entre -1 y +1 caracterizan.
En el caso de la cuenca del Tajo, el SPI para el mes de julio (el último mes disponible) está situado entre 0 y -1, lo que significa que no ha habido un descenso significativo de las precipitaciones anuales en la cuenca, que han sido ligeramente más reducidas, «pero dentro de la normalidad».
Respecto a los indicadores de sequía que maneja la Confederación Hidrográfica del Tajo -red de pluviómetros de AEMET y la red de control hidrológico propia-, la situación sería de normalidad en toda la cuenca hidrográfica, «por lo que no se puede afirmar que estemos en situación de sequía prolongada en ninguna unidad territorial de la cuenca del Tajo».
La Cátedra del Tajo también destaca que, en términos generales, la cuenca de este río tampoco está en situación de escasez, por lo que todas las demandas de la cuenca pueden satisfacerse con normalidad. A este respecto, cabe recordar que se anuncian protestas ante la CHT por cortar el regadío a mitad de campaña en zonas de Extremadura.
LA SITUACIÓN MÁS PREOCUPANTE ESTÁ EN EL SISTEMA DEL BAJO TAJO, QUE ACABA DE ENTRAR EN SITUACIÓN DE ALERTA
No obstante, precisan que el sistema de Riegos del Alagón se encuentra en situación de pre-alerta, lo que podría dar lugar a medidas de ahorro, control y seguimiento, «pero no a medidas de gestión que supusieran una restricción en los usos».
La situación más preocupante está en el sistema del Bajo Tajo, que acaba de entrar en situación de alerta (según los datos adelantados del mes de agosto), aunque con las reservas actuales no están comprometidas las demandas, incluidas los caudales establecidos en el Convenio de Albufeira para el río Tajo en Portugal.
Este sistema está dimensionado para dar servicio a los usos hidroeléctricos por lo que, aún en alerta, el resto de usos están garantizados, por lo que, en definitiva, no puede decirse que exista una situación de escasez en la cuenca del Tajo.
Además, el agua para abastecimiento humano supone un 20 % del agua total disponible y en el orden de prioridades de usos del agua ocupa el primer lugar, «por lo que no nos enfrentamos actualmente a una situación de medidas restrictivas de consumo doméstico», aseguran.
No obstante, por si la falta de precipitaciones generalizadas que padecemos desde mayo en la cuenca del Tajo persiste, desde la Cátedra del Tajo subrayan que es importante que se pongan «con tiempo» los medios adecuados para adaptar los usos a un posible periodo seco y que, a medio y largo plazo, las demandas de la cuenca se adecuen a los recursos disponibles en el contexto de cambio climático actual, en el que la precipitación media actual en la cuenca es un 12 % inferior a la media del periodo 1940-1980.