El acuerdo presentado por las organizaciones LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders, AVA-ASAJA y Cooperatives Agro-alimentàries para conjugar los intereses del sector citrícola y el apícola para hacer frente a pinyolà ha sido aceptado durante la reunión que la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, ha mantenido con los dirigentes de las citadas entidades agrarias.
La dificultad de hacer compatibles los intereses de la apicultura y la citricultura en determinadas zonas siempre ha generado tensiones entre las partes implicadas, tensiones que ahora entran en una vía de solución tras el acuerdo suscrito entre las organizaciones agrarias AVA-Asaja y Unió de Llauradors y las cooperativas.
En dicho acuerdo se contempla la paulatina implementación de una serie de medidas encaminadas a conciliar los intereses de ambos colectivos: un mapa agronómico de la Comunitat Valenciana, el establecimiento de una línea de ayudas a la reconversión varietal específica para eliminar la polinización cruzada, el compromiso presupuestario para el enmallado de cítricos y la creación de un censo obligatorio que permita identificar de manera fehaciente, a través de GPS o chips, todos los asentamientos de colmenas.
La consellera Mireia Mollà ha destacado «la importancia que reviste el acuerdo alcanzado porque permite, por una parte, sentar las bases para lograr una convivencia armónica de ambas actividades mediante la progresiva introducción de una serie medidas, mientras que, por otro lado, la inminente publicación del decreto asegura que durante la próxima campaña los cítricos valencianos no sufrirán el problema de la ‘pinyolà'».
Cabe recordar que esta misma semana, el Comité de Gestión de Cítricos (CGC) rechazaba esta propuesta porque considera que el planteamiento que estas entidades han elevado a la Conselleria para, sobre el papel, facilitar una mejor convivencia entre sus apicultores y sus citricultores, «es una irresponsabilidad. Lo es porque atacará, como han denunciado también otras asociaciones de agricultores independientes, los intereses de muchos citricultores. Y esto es así porque las soluciones defendidas se basan en criminalizar y castigar al conjunto de mandarinas híbridas, las más polinizantes sí pero sólo si concurre la acción del ganado melífero trashumante que invade sus explotaciones».