Unión de Uniones, tras un primer análisis sobre el informe publicado por el Tribunal de Cuentas de la UE que trata el impacto de la agricultura en el estado cuantitativo de las masas de agua y en qué medida influye la PAC en su uso sostenible, considera que tiene una visión muy reducida y dentro de un contexto sesgado.
Unión de Uniones cree que el contexto de partida de este informe está incompleto, sin tener en cuenta que la agricultura no usa el agua, sino que la gestiona para la producción de alimentos que consume toda la sociedad y la política agraria no se puede ajustar a la política de aguas de la misma forma que pueden hacerlo otros sectores.
El informe señala que la PAC no asocia las ayudas a requisitos estrictos en cuanto al uso sostenible del agua, cosa que no es cierta porque la condicionalidad de las ayudas agrarias obliga a una gestión respetuosa de los recursos en el regadío. Además, el propio informe reconoce que la PAC financia proyectos y prácticas concebidos para mejorar el uso sostenible del agua, como equipos de depuración de aguas residuales o proyectos que mejoran la eficiencia de los sistemas de riego.
El Tribunal hace una serie de recomendaciones para que la Comisión pida a los Estado miembros el respeto en el sector agrario a la Directiva Marco del Agua (DMA) con el horizonte del 2025 o que vincule los pagos de la PAC a normas medioambientales sobre el uso sostenible del agua con un escenario de aplicación del 2023. Pero «esas cuestiones han venido implementadas en la PAC vigente y están ya previstas en la Reforma», aclaran desde la organización.
MÁS DEL 53 % DE LA SUPERFICIE DE REGADÍO A NIVEL ESTATAL SE HACE POR RIEGO LOCALIZADO
Unión de Uniones, antes este informe del Tribunal de Cuentas de la UE, quiere destacar el esfuerzo que ya está haciendo el sector para gestionar el agua a través de sistemas siempre más eficientes.
De hecho, el regadío representa a nivel estatal sólo un 14% de la superficie agraria útil y su impacto en la producción y el PIB es muy alto, contribuyendo en algo más de 50% a la Producción Final Vegetal, y un 2,4 % al PIB, empleando a un 4 % de su población ocupada.
La organización destaca, además, que en los últimos años, según revelan fuentes del INE, el uso del agua en agricultura se habría reducido sensiblemente. En concreto casi un 22% entre 2000 y 2018 (últimos datos) al pasar de los 22,2 millones de hectómetros cúbicos a los menos de 17,5 millones. Ello ha sido posible, a pesar del aumento de la superficie de regadío, gracias a las inversiones realizadas por el sector en favor de regadíos localizado, que ocupan ya un 53% del regadío. Ello ha permitido pasar de una media de 6.630 m3/Ha., a 4.680 m3/Ha., con una reducción de cerca del 30%, ese período.
Unión de Uniones resalta que, con estos datos y unos requisitos medioambientales cada vez más fuertes por parte de la PAC, la agricultura está gestionando el uso del agua de manera eficiente. Sin embargo, las propias políticas comerciales europeas estarían favoreciendo la intensificación productiva, orientándose a una intensa competitividad con mercados terceros que no tienen las mismas exigencias ambientales.
En este sentido, la organización vuelve a insistir en la necesidad de aplicar los principios de reciprocidad con productos que vienen de países terceros y que no cumplen con los mismos estándares medioambientales y sociales que se exige a los europeos.