La organización agraria UPA ha advertido que «no tomar en serio la ola de calor puede tener consecuencias funestas». Por eso, ha recordado las medidas básicas que los agricultores y ganaderos deben cumplir estos días y ofrecen las 13 medidas básicas 13  para evitar los peligros de la ola de calor en el campo.

Quemaduras, erupciones cutáneas debido a la sudoración o la humedad ambiental, calambres, espasmos o dolores musculares, visión borrosa, mareos, debilidad, pulso débil, sequedad de las mucosas y la piel, fatiga extrema, náuseas, malestar, taquicardia, dolor de cabeza, desvanecimiento e incluso la muerte… Los peligros de la ola de calor en el cuerpo son muchos y, por ello, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha querido recordar a los profesionales del campo los riesgos que corren estos días en su trabajo.

«El primer paso es conocer el peligro y saber cómo nos afecta», han señalado desde UPA. La organización ha indicado que al exponernos a una ola de calor, encontramos los peligros derivados de radiaciones solares y aquellos derivados de la exposición a altas temperaturas.

Además, conforme aumenta la edad de la persona, más sensible será a los efectos de este fenómeno sobre su cuerpo. En cuanto al sexo se refiere, un estudio en el que UPA participó en el pasado encontró que un 54’3% de las mujeres del sector que participaron en la muestra había padecido lesiones por calor, frente al 39,1% en el caso de los varones.

LAS 13 MEDIDAS CONTRA LA OLA DE CALOR EN EL CAMPO

UPA enmarca su lucha por prevenir riesgos laborales en el sector agrario en su proyecto Agri-Preven, financiado por la Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales.

Dentro del mismo, la organización ha querido difundir las trece medidas básica para «prevenir antes que curar estos días en las explotaciones agrarias».

  1. Usar ropa amplia, ligera, fresca y de colores claros. Evitar la exposición al sol de partes del cuerpo descubiertas. Por ejemplo, protegiendo la cabeza con gorra o sombrero.
  2. Aumentar la ingesta de agua y sal para compensar las pérdidas que se producen con el sudor. Proporcionar agua potable en las proximidades de los puestos de trabajo.
  3. Si es posible, combatir el calor mediante el acondicionamiento del aire (enfriamiento). Habilitar zonas de sombra o locales con aire acondicionado para el descanso de los trabajadores.
  4. En caso de aparecer los primeros síntomas de fatiga por esfuerzo físico (dolor de cabeza, sudor abundante y pulsación alta), descansar inmediatamente y colocarse en un lugar fresco.
  5. Verificar las condiciones meteorológicas de forma frecuente e informar a todos los compañeros y compañeras. Asimismo, informarles sobre los riesgos relacionados con el calor, sus efectos y las medidas preventivas y de primeros auxilios que hay que adoptar.
  6. Evitar el trabajo individual, favoreciendo el trabajo en equipo para facilitar la supervisión mutua de los trabajadores.
  7. Limitar las tareas pesadas que requieran un gasto energético elevado. Si es posible, proporcionar ayudas mecánicas para la manipulación de cargas.
  8. Instalar ventiladores, equipos de climatización, persianas, estores y toldos para disminuir la temperatura en caso de locales cerrados.
  9. Limitar el tiempo o la intensidad de la exposición, haciendo rotaciones de tarea siempre que haya sitios con menor exposición que lo permitan.
  10. Planificar las tareas más pesadas en las horas de menos calor, adaptando, si es necesario, los horarios de trabajo.
  11. Considerar que es necesario un periodo de 7 a 15 días para que el trabajador se aclimate al calor. Cuando se deja de trabajar en condiciones calurosas durante periodos como las vacaciones o bajas laborales, es necesario volver a aclimatarse al incorporarse de nuevo al trabajo.
  12. Aumentar la frecuencia de las pausas de recuperación (cada hora, por ejemplo).
  13. Permitir al trabajador, en la medida de lo posible, adaptar su propio ritmo de trabajo.

Por último, UPA ha querido advertir que estas indicaciones son generales. «Es muy importante tener en cuenta los factores individuales de cada persona, como los medicamentos que pueden afectar a la adaptación del organismo al calor o la presencia de patologías que agravan los efectos del mismo».

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