Las nuevas exigencias ambientales previstas en la Política Agraria Común (PAC) han puesto de relieve la importancia de la agricultura ecológica en España, donde sus productores exigen que se les premie más frente a otros modelos intensivos y se reconozca sus dificultades para desarrollar este tipo de agricultura y ganadería..
En la cooperativa de productores ecológicos ARAE, en Castilla y León, su presidente, Jesús Ochoa, lleva desde 1999 cultivando en rotación cereales y leguminosas, que le sirven para hacer mezclas de pienso animal.
Ha vivido cada reforma de la PAC como una «vuelta de tuerca» que, en lugar de apoyar a los pequeños productores a sobrevivir, ha terminado «beneficiando más a la agricultura intensiva, mientras desaparecían los agricultores y los pueblos envejecían».
Ahora que se ha acordado en la Unión Europea (UE) una nueva política agraria y su aplicación en España está en plena negociación, Ochoa apunta a Efeagro que lo ecológico debería tener «una serie de ayudas a diferencia de otro modelo de agricultura».
Insiste en que en producción orgánica se necesitan «tres años» para dar tiempo a desarrollar una finca, con su correspondiente inversión y formación, lo que supone grandes dificultades para quienes desean incorporar esas prácticas.
El cooperativista echa en falta más apoyo al asesoramiento y a la investigación que permita dar a la producción ecológica la orientación técnica que necesita para utilizar sus «propias herramientas» frente a otros modelos intensivos.
«Los fondos públicos deberían primar prácticas que reviertan en la sociedad. Nosotros producimos alimentos sanos y saludables, cuidamos el agua y la tierra y, sin embargo, tenemos que pagar por lo que contaminan otros», asegura.
APOYO A LA AGROECOLOGÍA Y UN ECOESQUEMA SOLO PARA LA PRODUCCIÓN ECOLÓGICA «BIEN DOTADO ECONÓMICAMENTE»
La Coalición Por otra PAC, que engloba a más de 40 organizaciones, critica la futura PAC del periodo 2023-2027, puesto que considera que ofrece «herramientas de alcance limitado» para apoyar la agroecología, la ganadería extensiva y las prácticas que persigan los objetivos del Pacto Verde Europeo.
La estrategia comunitaria «De la granja a la mesa», por ejemplo, marca que, en 2030, al menos el 25 % de la superficie agraria europea sea biológica.
Actualmente en España, primer país europeo en extensión y producción ecológica, el 10 % de la superficie agraria ya es bio, con 2,4 millones de hectáreas, tras incrementarse un 3,5 % anual en 2020, según datos oficiales.
La coordinadora de Internacional e Incidencia de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE), Aina Calafat, afirma que el sector ecológico, que sigue internalizando ciertos costes, «todavía no sabe qué apoyo va a recibir de la PAC».
Calcula que, para llegar al 25 % de superficie ecológica, España debería incrementar los fondos de 75 millones de euros anuales a una cantidad de entre 450 y 1.100 millones al año, tanto para facilitar la conversión de las producciones convencionales como para apoyar el mantenimiento del modelo ecológico frente a otros modelos.
Sobre los nuevos eco-esquemas o ayudas vinculadas a prácticas sostenibles con el medio ambiente, Calafat defiende que haya uno para mantener la producción ecológica, siempre que esté «bien dotado económicamente», y que no se les excluya de poder optar a otros de los esquemas propuestos.
«En el segundo pilar de la PAC (desarrollo rural) también hay ayudas interesantes relacionadas con la cooperación, la estructuración del sector y el establecimiento de acuerdos entre los agentes involucrados en la red alimentaria», indica la coordinadora, que pone de ejemplo los fondos para crear obradores comunitarios y vincular la producción ecológica con el consumo.
Se muestra, no obstante, crítica con la posibilidad de que los agricultores puedan percibir ayudas por cumplir con la directiva de uso sostenible de fitosanitarios y fertilizantes, ya que existen técnicas alternativas a esos productos «contaminantes».
GANADERÍA EXTENSIVA
El Gobierno ha planteado dos grandes categorías de eco-esquemas, basados en la agricultura de carbono y la agroecología, que incluyen prácticas como el manejo de pastos, la diversificación de cultivos y la agricultura de precisión.
La ganadería extensiva es otro de los modelos que se quiere proteger especialmente frente a otros modelos, algo en lo que coincide la Plataforma por la ganadería extensiva y el pastoralismo, por su valor para evitar la despoblación y conservar los recursos naturales.
«Debería haber ayudas que potenciasen esa vertiente social y ambiental, y que estén claramente diferenciadas de otras ayudas del primer pilar de la PAC (pagos directos)», destaca el miembro de la plataforma y coordinador de proyectos de la fundación Entretantos, Pedro María Herrera.
A su juicio, el principal problema es que las ayudas de la PAC «no discriminan entre los distintos sistemas de producción ganadera» y apoyan el intensivo y el extensivo «de la misma manera», como sucede, por ejemplo, con los pagos directos por hectáreas.
«Queremos que este reconocimiento del pastoreo sea efectivo, aunque estamos preocupados porque en el proceso de negociación los condicionantes ambientales se han ido reduciendo y, en el caso de la ganadería extensiva, estos son la clave», argumenta.
(Texto: Belén Delgado / Efeagro)