Las cooperativas vitivinícolas del marco Montilla-Moriles, que representan más del 60% de la producción de la zona, reclaman un plan estratégico para impulsar la comercialización de sus vinos y garantizar la supervivencia de un sector dimensionado y profesionalizado. Así se lo han trasladado hoy al presidente del Consejo Regulador, Javier Martín, en una reunión mantenida para analizar la difícil situación por la que atraviesan los viticultores de la provincia.
Córdoba ha perdido en los últimos años más de la mitad de sus cooperativas vitivinícolas. De las más de veinte cooperativas que había en los años 80, en la actualidad “sobreviven con muchas dificultades ocho cooperativas, que producen 24,6 millones de kilos de uva, el 63% del marco”, explica el presidente sectorial de Cooperativas Agro-alimentarias de Córdoba, Francisco Fernández.
«LAS GENERACIONES MÁS JÓVENES MUESTRAN POCO INTERÉS POR LA VID»
La merma del número de operadores se debe a varios factores. El primero de ellos es la escasa rentabilidad de las viñas, frente a la fuerte competencia del olivar, como cultivo alternativo, que ha provocado una pérdida incesante de superficie de viñedo durante estos años. Así, mientras que las ocho cooperativas que hoy siguen elaborando sus vinos llegaron a contar con más 3.000 productores en sus mejores tiempos, con una superficie total de más de 20.000 hectáreas cultivadas en el marco, en la actualidad apenas suman 1.500 socios activos y la superficie cultivada apenas alcanza las 5.000 hectáreas. Una caída que el representante sectorial teme que vaya a más por la falta de relevo generacional y “el poco interés que muestran las generaciones más jóvenes hacia la vid y su preferencia hacia otros cultivos más rentables”.
El segundo es el consumo cada vez más reducido de los clásicos vinos, tendencia que la crisis sanitaria del Covid-19 y el cierre del canal Horeca no han hecho más que agravar. “Los caldos de Montilla-Moriles son organolépticamente complejos y su alta graduación no está actualizada a las nuevas demandas”, argumenta Francisco Fernández. A ello hay que sumar la elevada producción del marco, con respecto al consumo existente, así como la falta de un potencial económico suficiente para desarrollar una estrategia de marketing y comunicación que valorice los vinos producidos en Córdoba.
Por todo ello, las cooperativas vitivinícolas del marco han solicitado a la Denominación de Origen una actualización de la situación del sector del vino cordobés y una hoja de ruta en la que se trabaje en las nuevas tendencias de consumo, en los formatos, en la digitalización del sector y en nuevos canales de venta con el objetivo de garantizar la rentabilidad y competitividad de las bodegas cooperativas de Montilla-Moriles.