Castilla y León ha apostado por el cultivo del pistacho y por eso el Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl), dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, desarrolla nuevas técnicas de precisión en su cultivo y productos innovadores como ‘snacks’.
Esta comunidad autónoma ha triplicado la superficie de cultivo del pistacho en los tres últimos años, hasta llegar a las 1.900 hectáreas, concentrada principalmente en las provincias de Zamora y Valladolid, según ha informado la Consejería.
El Itacyl, en colaboración con las principales empresas productoras de la Comunidad, lleva a cabo diversos proyectos de investigación, con el fin de estudiar la adaptación del cultivo de pistacho y otros frutos secos en Castilla y León.
En el marco de un proyecto europeo, trabaja en la caracterización agronómica y productiva en diversas zonas de cultivo, discriminando aquellas con mejores y peores posibilidades mediante la elaboración de un mapa que refleje las áreas más idóneas para su desarrollo.
Además, está llevando a cabo labores de evaluación y conocimiento de las cualidades de diversas variedades de pistacho y porta injertos en diferentes zonas ambientales de Castilla y León, así como la evaluación de dos variedades en cultivo ecológico frente al cultivo tradicional.
El objetivo último de este proyecto se centra en la descripción de las características de este fruto seco y la evaluación de sus cualidades nutritivas para determinar si el clima de Castilla y León le confiere, o no, cualidades relevantes.
Con motivo del Día Mundial del Pistacho, que se celebra este viernes, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural ha resaltado de este cultivo su adaptación a determinadas zonas de la meseta, su rentabilidad y su alta demanda, lo que ha hecho que sea una interesante alternativa a los cultivos tradicionales en Castilla y León.
Pero, para garantizar su viabilidad y maximizar la rentabilidad, es necesario conocer las condiciones más adecuadas para su implantación, como las necesidades de horas de frío, resistencia a las heladas tardías en primavera, humedades relativas durante el ciclo vegetativo o las unidades de calor, por lo que por eso se trabaja en nuevas técnicas de precisión en su cultivo.