La directora de la Guardia Civil, María Gámez, ha alertado sobre la «doble discriminación» de las mujeres en el ámbito rural, un «cóctel explosivo» ante la violencia de género, ya que se ven más sometidas al silencio, lo que es «demoledor» porque dificulta los avisos a las fuerzas de seguridad.
Así lo ha sostenido Gámez, la primera mujer al frente de la Guardia Civil, en una mesa redonda en las jornadas telemáticas «Women Business & Justice European Fórum», organizadas por el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona (ICAB), junto a las exministras Isabel Tocino y Beatriz Corredor, entre otras.
Gámez ha indicado que, en el ámbito rural -donde viven siete de los 48 millones de españoles- se suman otros factores que pueden contribuir a que las mujeres se vean «doblemente marginadas», ya que en estas zonas el «techo de cristal» por su condición es más bajo, los cuidados se consideran «casi una obligación exclusiva» de las mujeres y existe una mayor tasa de desempleo femenino.
Además, en los casos de violencia de género en el ámbito rural las mujeres se ven sometidas de forma más severa al «qué dirán», debido a un mayor control social y familiar y una dependencia económica más importante, lo que supone un «cóctel explosivo», ya que «se impone el silencio», lo que es «demoledor» porque no se alerta siempre a las fuerzas de seguridad para que las protejan.
Por este motivo, la directora de Guardia Civil ha considerado que los equipos especializados en la mujer en el seno de la Guardia Civil llevan a cabo un trabajo «encomiable» en el ámbito rural en contra de la violencia machista.
Por su parte, la exministra popular de Medio Ambiente entre 1996 y 2000, Isabel Tocino, ha denunciado que pese a que se ha evolucionado en el marco normativo para evitar la discriminación de la mujer, aún existen «barreras muy potentes», como por ejemplo jefes que cuando hay una promoción solo ascienden a hombres o la diferencia de salario.
«Las discriminaciones siguen existiendo y ahora son más peligrosas, porque son más sutiles», ha indicado Tocino, que ha abogado por un «feminismo 4.0» para lograr que los hombres asuman el trabajo doméstico y se involucren en la paternidad.