El pequeño municipio aragonés de Artieda, de apenas 80 habitantes, acogerá este otoño la primera experiencia piloto de teletrabajo en el medio ruraldentro del proyecto Rooral, fundado por Ana Amrein y Juan Barbed, que encontraron en este pequeño pueblo aragonés y sus gentes el escenario ideal para dar sus primeros pasos.

La propuesta consiste en ofrecer a 10 personas con distintos perfiles y procedencias la posibilidad de vivir en Artieda durante tres semanas, no como unas vacaciones sino como una estancia en la que poder teletrabajar, desconectar del estrés urbano y en definitiva, experimentar por sí mismos la experiencia de vivir y convivir en ese medio rural del que tanto se habla pero al que a veces es complicado acercarse.

Según informan los organizadores de la experiencia piloto de teletrabajo, para ello, se cuenta con la colaboración de los habitantes de la localidad, que en la actualidad cuenta con unos ochenta habitantes, con el alojamiento de las dos casas rurales que existen en el pueblo y con la disponibilidad de todas las instalaciones municipales, incluida la conexión a internet de alta velocidad del proyecto ArtiedaGuifi y el local de coworking, Arna.

Esta primera edición de esta experiencia piloto de teletrabajo tendrá lugar entre los días 3 y 25 de octubre durante tres semanas en las que los participantes podrán acercarse a la vida local, conocer a sus gentes, sus oficios, dar paseos por el monte o contemplar los atardeceres del otoño.

La experiencia incluye una habitación individual, cuatro cenas comunitarias por semana, y la posibilidad de realizar diversas actividades que te ayudan a conectar contigo mismo (yoga, meditación…), la comunidad local (talleres y encuentros) y la naturaleza (excursiones, permacultura…).

El plazo para inscribirse está abierto y toda la información puede encontrarse en la web rooral.co o en este folleto. En esta primera edición las plazas están limitadas a 10 personas, pero si la valoración de esta experiencia pionera es positiva, los organizadores barajan la posibilidad de repetirla y también de ayudar a desarrollarla en otros lugares.

Artieda cuenta con una dilatada trayectoria de lucha, primero en contra del recrecimiento del embalse de Yesa, que de terminarse acabaría inundando parte de las tierras de cultivo que constituyen su motor económico principal; y desde hace tres años también como referente contra la despoblación.

A finales de 2016, el ayuntamiento puso en marcha el proyecto Empenta Artieda, que trata desde entonces de abarcar el complejo problema del despoblamiento rural con la particularidad de hacerle frente mediante políticas locales y participativas.

En este tiempo, Artieda ha experimentado numerosos cambios que han trascendido en la vida de este tranquilo pueblo. Con la colaboración de todos sus vecinos, el proyecto comenzó con un diagnóstico participativo en el que sus propios habitantes determinaron cuál era el futuro que querían para la localidad y qué retos debían enfrentar. A esto le siguió la elaboración de un plan de acción que constaba de más de 40 propuestas también ideadas por la comunidad.

Muchas de estas propuestas ya se han materializado en acciones concretas que han mejorado sustancialmente la vida en el pueblo. Entre ellas están por ejemplo la creación de una red propia de internet autogestionada, un espacio de coworking, un centro juvenil, o el proyecto envejece en tu pueblo. El resultado es que en apenas 4 años, el pueblo ha acogido la llegada de una docena de nuevos habitantes, que han decidido construir su proyecto de vida en Artieda.

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