Eladio Aniorte Aparicio / Presidente de ASAJA Alicante Jóvenes Agricultores
La restricción de recibir visitantes, sumado al cese de actividad de los hoteles y restaurantes está provocando una crisis extraordinaria en determinadas producciones agrícolas y ganaderas de nuestra provincia que necesitan ya y de manera urgente del turismo y de esos más de 80 millones de personas que vienen a España todos los veranos a pasar las vacaciones en nuestras costas y zonas de interior. La carne, la patata, cebolla, aceite y vino son claros ejemplos de que o se activa el turismo como motor de arranque o las pérdidas van a ser irreversibles y en lugar de impulsar el relevo generacional para garantizar el abastecimiento de productos primarios, lo que vamos a tener es más ruina y abandono.
El aumento del consumo en los hogares, situado en un 25% intermensual por el Ministerio de Agricultura, no ha sido suficiente para afrontar las cuantiosas pérdidas que sufrirá nuestra agricultura y ganadería y que tanto han dado de que hablar desde al gobierno estadounidense, con la publicación del informe «Actualización sobre la situación de la agricultura y la alimentación de España durante el Covid-19», hasta a la plataforma europea Agrifood Beats Coronavirus (la agroalimentación vence al coronavirus).
Con la situación creada, el cierre de restaurantes y la imposibilidad de celebrar eventos y fiestas como bodas o las Hogueras, no ha habido canal de venta para la carne, lo que ha causado que los animales se acumularan en nuestras explotaciones sin encontrar una salida para su comercialización, que no fuera el regalar los animales a los interesados sin que el ganadero pudiera obtener nada por su trabajo y teniendo que asumir más costes de producción.
Las mismas circunstancias sumadas a la falta de vergüenza de la gran distribución que trae la patata de Egipto haciéndola pasar por producto nacional, ha provocado que el precio de este tubérculo, tan consumido en los frecuentados bufets de hoteles y base de la hostelería española, se haya hundido. Por ello, muchas cosechas han tenido que labrarse, arrancarse o directamente ofrecerse a cambio de nada a los interesados.
En cuanto al aceite, la venta ‘al detall’ que vigoriza las almazaras de nuestra provincia, se ha anulado prácticamente durante los meses de confinamiento. Esta situación ha sido solo uno de los factores que ha provocado que hayan tenido que retirarse para el almacenamiento privado la friolera de 196.395 toneladas de aceite.
Con el vino pasa más de lo mismo. Debido al cierre de cafeterías y restaurantes, las ventas han caído en torno a un 60-70% en España. El almacenamiento del vino en las bodegas está en torno al 80% y se corre el riesgo de que esta campaña se solape con la siguiente. La exportación se ha comportado algo mejor. El hábito de los consumidores de otros países y que el confinamiento ha sido diferente en el extranjero, ha propiciado que la exportación de nuestros caldos no se haya visto tan resentida, aun así, ha caído un 20%.
Desde Agrifood Beats Coronavirus, los expertos técnicos y políticos internacionales defienden que Europa tiene recursos suficientes para salvar la cadena agroalimentaria, destacan el papel de estrellas de la restauración y líderes de las empresas tecnológicas internacionales que están apostando por nuestro sector primario. Además, animan al resto de lobbies y grandes compañías a hacer lo mismo porque en la producción de agroalimentos encontramos una actividad económica estratégica básica, que junto a la sanidad garantiza el bienestar y amparo de los ciudadanos y que es, además, justo la que se presenta más estable en Europa y España. Instalando unas reglas del juego más justas y que haya un mínimo de beneficio para los productores, los transportistas, los empresarios agrícolas y las pequeñas y medianas empresas, que generan más de diez millones de empleos en nuestro país, podremos defendernos. Con esta crisis no vamos a salir fortalecidos, hay que ser conscientes de que costará mucho y que son indispensables el esfuerzo y compromiso de todos, pero con la llegada del verano, se presenta una oportunidad única para “salvar los muebles”. Es imperioso reactivar el turismo, los hoteles y restaurantes, garantizar los vuelos con destino a España en plenas garantías sanitarias y ver la manera de incrementar el consumo, pues de lo contrario no es que vaya a ser un mal año, es que va a ser la desaparición de un gran número de explotaciones que ya no pueden endeudarse más.
España ha logrado batir año tras año récords en turismo. El litoral alicantino también ha sido la zona turística de España que más viajeros nacionales ha atraído. Este convulso y trágico año debe servir para convencerles de que tienen que seguir apostando por nosotros. Debemos ser capaces de fidelizarles ofreciéndoles lo mejor. No hay lugar a dudas: Agricultura, turismo y gastronomía conforman nuestro triángulo perfecto para poder afrontar la crisis.