Como ya hemos puesto de manifiesto en reiteradas ocasiones, las asociaciones profesionales no estamos de acuerdo con dichas limitaciones, ya que el referido acuerdo perjudica gravemente a la actividad apícola en nuestra Comunidad, no existiendo ninguna regulación similar para aquellos apicultores que se dedican a la producción de miel de azahar en el resto de España.
La petición de que se suspendan los acuerdos de la Pinyolà no es caprichosa, sino que se fundamenta en su inutilidad como medida en sí misma. Y es que, los cítricos afectados por esta polinización cruzada son los mandarinos híbridos, especie que se introdujo en los años 80 y 90 y que, actualmente, existen en una menor proporción a la de entonces, ya que como se dice en el propio acuerdo, las variedades híbridas de mandarinos han perdido el interés de los agricultores y han sido sustituidas por otras variedades no susceptibles de generar problemas por la polinización cruzada. Lo que deja entrever que la medida ha dejado de tener la necesidad que podía tener cuando comenzó a introducirse.
Como presidente de la Sectorial Apícola, es cierto que después de la primera visita de la Consellera de Agricultura, Mireia Mollá, a nuestra sede en ASAJA ALICANTE, hace ahora un año, justo cuando entró como nueva titular de Agricultura de la Generalitat Valenciana, me esperancé y pensé que con ella se iniciaría un nuevo ciclo sobre el tema de la polinización cruzada y el alejamiento de las colmenas de los cítricos. También porque así nos lo transmitió cuando prometió implicación y ganas de abordar esta problemática que nos persigue y penaliza.
Pero cual ha sido nuestra sorpresa que, en pleno estallido del Coronavirus, el 25 de marzo, salió publicado una vez más el ‘Acuerdo de la Pinyolà’. El sector se quedó atónito cuando en pleno estado de alarma «se les obliga a desplazarse fuera de la Comunidad Valenciana para ejercer su actividad …» mientras al resto de sectores económicos no esenciales se les pide que se queden en casa. Considero que la consellera disponía de un momento y una coyuntura perfectos para dar un paso adelante y apostar por la biodiversidad y el medio ambiente y dejar de publicar de una vez por todas una normativa que no beneficia a nadie pero que perjudica a un sector que está agonizando debido a las dificultades que está padeciendo en los últimos años, a los que hay que sumar que la miel lleva dos años sin tener salida y las colonias de abejas están sufriendo una «pandemia» por el ataque de la Varroa. Nos ha resultado flagrante e inhumano que, mientras toda España está inmovilizada por una pandemia mundial, la Administración Valenciana nos obligue a trashumar a otras provincias a los apicultores y sus familias.
Esta crisis nos ha hecho valorar cosas que antes eran banales y darnos cuenta de que, definitivamente, la Administración antepone al bienestar de sus ganaderos los supuestos intereses económicos de algunos de los comerciantes citrícolas representados por el Comité de Gestión de Cítricos. Lo único que le faltaba a la apicultura valenciana es una Administración que no les apoya y que no pone en marcha otros mecanismos (que los hay, como es el caso de mallas de cobertura, replanteamiento de la ordenación citrícola…) para evitar este absurdo conflicto de intereses que perdura en el tiempo, simplemente, por la inoperancia y falta de voluntad política.
Además, también se da la paradoja de que mientras algunos fuertes y renombrados empresarios citrícolas de nuestra Comunidad están buscando el apoyo de asociaciones apícolas, como es el caso de nuestras ADS APIVAL Y ADSAL para poder certificarse como BEE FRIENDLY (etiqueta que se otorga a aquellas empresas que producen en entornos respetuosos con las abejas y se aplica tanto a productos agrícolas como ganaderos), nuestra Administración está haciendo justo todo lo contrario… ser los «enemigos» de las abejas.
Quizás, para esta Consellería el quid de la cuestión estaría en cambiar de asesoramiento o consultar a otras personas del sector citrícola, en vez de los que habitualmente se consultan para estas cuestiones. ‘Asesores’ que lo único que han conseguido es una estampida de los apicultores valencianos, que han implantado la apicultura profesional en otras comunidades autónomas como la extremeña, motivados entre otros factores, por la obligación de retirar sus colmenas en los periodos que se establecen en los Decretos y Acuerdos que nos ocupan, provocando que la Comunidad Valenciana haya pasado de ser la primera comunidad autónoma en producción de miel a la cuarta.